Capítulo 3.

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Después de observar cómo Seungmin tambaleaba, como si estuviera al borde de caer, el alfa tomó impulso para alcanzar los pasos lentos del omega. Con precaución, se colocó a su lado, procurando no asustarlo.

Con un cuidado meticuloso, su mano se deslizó por la cintura de Seungmin, atrayéndolo hacia él con suavidad. La cercanía entre ambos se volvió palpable.

Con sus ojos ligeramente vidriosos, Seungmin se sentía un tanto aturdido por el ambiente enrarecido y la proximidad de su celo. Miró de reojo al hombre que lo sostenía, notando cómo su perfil se perfilaba de manera increíblemente atractiva desde su perspectiva. Los rasgos del otro parecían esculpidos con precisión, iluminados por las luces del club.

Una mezcla de pensamientos confusos y la intensidad del momento le impedían discernir si realmente encontraba al hombre atractivo o si era solo el efecto de la situación. Sus sentimientos se entrelazaban en un torbellino de emociones.

Pero aún con algo de lucidez, quería escapar del alfa. No confiaba en absoluto en el hombre después de aquel incidente que aún lo mantenía atemorizado. Intentó moverse lentamente para que él suelte su cintura, pero no lo logró debido a que el hombre lo atrajo aún más hacia él con un agarre firme.

Sintió cómo la mano del hombre se cerraba alrededor de su cintura, su tacto áspero y autoritario transmitía una sensación de opresión. A medida que se dirigían hacia la salida, su mente comenzó a divagar, imaginando escenarios oscuros y peligrosos si este lo llevaba afuera. Cada paso que daban aumentaba su inquietud.

El omega no entendía el comportamiento del hombre. ¿Por qué lo llevaba consigo con tanta determinación?, ¿Qué buscaba realmente? Estas preguntas se agolpaban en su mente, sin encontrar respuesta alguna. La incertidumbre y el desconcierto se mezclaban con su miedo, creando un torbellino de emociones que amenazaba con abrumarlo en cualquier momento.

Bang Chan cruzó la puerta con determinacion, atravesando un grupo de alfas que observaban con lujuria al omega. La razón por la que lo sostenía con tanta fuerza era evidente: aquellos hombres lo miraban con deseo desde el momento en que se levantó, y no permitiría que le hicieran algo.

Su agarre se intensificó, como un escudo protector contra las miradas amenazantes y lascivas que sentía sobre él. Cada músculo tenso en su cuerpo reflejaba su determinación de mantener al omega a salvo de cualquier avance no deseado. Su mirada, fija en el horizonte, transmitía una advertencia silenciosa a cualquier alfa que se atreviera a acercarse demasiado, dejando claro que no toleraría ninguna falta de respeto hacia el omega bajo su protección.

Aunque Bang Chan no solía sentirse inclinado a proteger a personas que no le importaban, el omega había captado su atención desde el día en que lo vió. Había algo en él que lo intrigaba, algo más allá de su belleza física o su situación vulnerable. Tal vez era la chispa de rebeldía en sus ojos. Sea cual fuera la razón, Bang Chan sabía que no podía ignorar la sensación de conexión que había surgido entre ellos desde el primer encuentro.

En cuanto cruzaron por aquel grupo, Bang Chan guió al omega fuera del club con paso decidido. La mirada vigilante del alfa barría el entorno, asegurándose de que nadie se acercara demasiado.

Con cuidado, lo ayudó a salir del club, cada paso calculado para evitar cualquier percance. El omega se sentía mareado, sus piernas apenas sosteniéndolo mientras caminaban hacia el auto del alfa y este lo sostenía.

Cuando llegaron al coche, él rebuscó en su bolsillo en busca de la llave, con gestos de impaciencia y determinación, mientras el omega observaba con cautela. Una vez encontrada, con cuidado deslizó la llave en la cerradura e intentó abrir la puerta, con movimientos suaves para no asustar más al omega. Consciente de la tensión en el ambiente, suspiró antes de dirigirse a él, tratando de transmitir calma con su voz.

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