ARRANCAME

XI. ARRANCAME parte 2 (final)

— Soy alguien que nunca ha logrado estar en sintonía con nadie, ni con mi difunta madre pude, le agradezco que hiciera su mejor intento por mantenerme vivo, pero nuestro entorno solo se fue pudriendo más conforme su salud se deterioraba… por años odie al señor que me engendró, mi madre pensó en múltiples ocasiones dejarme enfrente de su puerta después de enterarse que era casado y que estaba a nada de ser padre de nuevo. - sostengo el aliento, su mano solo se mantiene en mi pierna sin hacer presión, pero noto como la otra mano está hecha puño. 

— Algo siempre la detenía de dejarme ahí… simplemente al cumplir cuatro años desistió de sus intentos, esta vez no dure tanto tiempo dormido y me desperté desorientado, note como me veía desde el primer escalón, yo corrí hacia ella, no me podía abandonar… era lo único que yo conocía.- suelta un pequeño gimoteo, pero no llora. 

— Después de los siete comprendí su empeño por dejarme en ese lugar y su razón, nuestra “casa” era solo un cuarto, dormíamos los dos juntos sobre una cobija vieja en una esquina, había poca comida, lo perdió todo por tenerme a mí… sus padres le dieron la espalda y el resto se resume en malas desiciones tanto de su parte como mías. - suponía que había escuchado de infancias difíciles, pero creo que hay historias que marcan una diferencia. 

— Mi madre no tenía dinero para los medicamentos de la leucemia que tenía, se empezó a codear con gente de muy bajo mundo para conseguir algo que le ayudara con el dolor… terminó peor aun si me lo preguntas y yo termine trabajando para esas personas desde los 12, primero con mandados pequeños, hasta que ella… creí que estaba dormida tenía 14 años y tenía que empezar a distribuir algunas cosas, cuando regrese en la noche, ella seguía igual a como la deje, la moví para que despertara, pero no funciono.- no me puedo mover, igual no hago el intento. 

— Desde ese día pasé por los lugares donde estaban aquellos ricos… donde sabía que estaba el hombre que yo más odiaba, conocí a Jeno también antes de eso, pero nunca nos acercamos, simplemente era muy complicado y yo tenía tanto odio en mi… envidia, celos, enojo… pero creo que la tristeza es la que nunca deje salir y aun me cuesta expresar al igual que lo que conocen como “amor”.- esto último se lleva mi esperanza y estuve a nada de pedirle que parara, pero él no me dejo. 

— Permíteme que termine y luego podrás decirme lo que quieras… quiero que quede claro que lo que dije no fue para que te compadecieras de mí, solo te estoy compartiendo algo que pocos han oído de mi propia voz, Jeno sabe algunas cosas por su padre… Bill fue mi consejero desde los 13… la forma en que nos conocimos luego te la diré, pero lo importante es que te estoy teniendo la suficiente confianza… yo no hablo de esto con nadie y aun me es muy difícil hacerlo.- guardó silencio de nuevo. 

— A mis 16 vi a un niño llorando, andaba por casualidad en esa zona de ricos de nuevo… bueno voy a ser sincero uno de mis compradores me quería pagar con sexo, pero no se sentia bien asi que no lo acepte y estaba  a nada de irme de ese barrio hasta que… hubo alguien que me detuvo, lloraba desgarradoramente aunque no se escuchara en alto su llanto, su rostro estaba manchado al igual que su ropa, me sorprendio verlo así, mas aun cuando sentia que lo habia visto antes.- me sorprendo con lo último. 

— Estoy seguro que eras tú el pequeño que iba a columpiarse y a dar vueltas en los juegos del parque… yo era un tonto de 16 años que creia que un viaje podria arreglar tu tristeza, pero ahora espero que entiendas que mi fuerte no era consolar a nadie de una forma más aceptable.- ya lo imaginaba yo

— Me asuste tanto, creo que después de ver a mi madre en ese estado y luego ver tu rostro hice la conjetura que ella no murió por la enfermedad… sino por una sobredosis, así que intente que no te pasara lo mismo que a ella y grite sabiendo que yo corría el riesgo de ser atrapado.