PRÓLOGO

18 6 3
                                    

No puedo. De verdad que no. Solo de pensarlo noto el calor subiéndome por la nuca y el nudo en mi garganta hacerse mas y mas grande. Empiezan a picarme los ojos. Me cruzo de brazos y niego con la cabeza mientras doy un paso atrás. Tengo que salir de aquí antes de que esto avance y monte el espectáculo delante de todo el mundo y sobretodo de él y del niño.

-Ll-lleva-te al ni-ño.

Me doy la vuelta y ando lo mas deprisa que puedo hacía algún sitio donde no haya nadie.

Doblo la esquina y me dejo caer con la espalda pegada a la pared y la cabeza entre las rodillas.

No puedo respirar, el aire no me entra en los pulmones.

Otra vez no…

Por que siempre tiene que hacer estas propuestas? De verdad no entiende que no quiero hacer cosas con él?

Me abrazo con fuerza las rodillas para mitigar el dolor que siento en el pecho, ese agujero en el centro que poco a poco se va extendiendo hasta tragarse cada célula e mi cuerpo. Todo mi cuerpo tiembla, las extremidades empiezan a dormirse por la falta de oxigeno, las lágrimas caen una y otra vez sin control por mis mejillas, no puedo pensar en nada y a la vez pienso en todo. Mi respiración parecen gemidos de dolor, ese dolor que me atraviesa. Es una sensación tan complicada… sentir que en cualquier momento tu cerebro o tu corazón van a decir basta y te vas a morir ahí mismo, por que cuando sientes que tu corazón a puesto quinta y cada vez acelera mas, crees que vas a morir.

De verdad que un corazón no se rompe? Yo siento que el mío esta hecho añicos desde hace semanas y no logra latir con normalidad. Como un vaso de cristal estrellado contra el suelo.

-Oye..

Una voz suave y el tacto de unas manos sobre las mías me sacan a mi misma y de mi propia cabeza. Como si extirparan de un tirón todo eso que me mortifica día y noche.

Dos dedos suaves bajo mi barbilla me obligan a levantar la cabeza y me pierdo dentro de unos ojos marrón con motitas verdes. Coge mi mano y la lleva a su pecho.

-Vamos, sigue mi respiración.

Respira profundamente e intento imitarlo pero no puedo. Vuelve a intentarlo pero nada, es imposible, el aire no quiere pasar por mi garganta.

Aparta la mano de mi barbilla, coge mi otra mano y la pone junto a la otra sobre su pecho. Se hace hueco entre mis piernas y se acerca a mi, casi pegando mi nariz a la suya.

-Vamos princesa, inténtalo otra vez.

Respira profundamente mientras no dejo de mirarlo a los ojos y poco a poco con cada respiración la mía vuelve a la normalidad y mi corazón logra relajarse, su olor inunda cada sentido de mi cuerpo y sus ojos transmiten esa tranquilidad que mi cuerpo busca con urgencia.

Cojo aire profundamente y cierro los ojos.

Erik acaba de verme en pleno ataque de ansiedad y en vez de huir, me ha calmado, se ha quedado. No se ha burlado ni ha entrado en pánico.

Al final no va ha ser tan malo eh

Parece que no.

Noto como sus pulgares secan mis mejillas con delicadeza y noto el color subirme hacia ellas, que vergüenza… Tenia que ser justamente él?

Empiezo a ser consciente de que mis manos siguen tocando su pecho y sus pulgares siguen acariciándome. Noto como su corazón se acelera levemente bajo mis palmas y abro los ojos.

Sigue fijo en mi cara, serio, sin dejar de acariciarme las mejillas. Debería sentirme incomoda, pero no, para nada. Estoy mas cómoda que nunca.

-Mejor?

Asiento sin dejar de mirarlo.

-Gracias- carraspeo para aclararme la voz- por ayudarme.

-No me des las gracias. No ha sido nada- pone una media sonrisa en sus labios que logra terminar de relajarme.

La sensación después de un ataque es tan rara… siento el cuerpo flojo, como si no tuviera energía, como si cada lágrima que ha caído se hubiera llevado la energía que tenia dentro.

Cualquiera que os vea…

-Ya puedes soltarme las mejillas-inquiero.

-Y tu a mi el pecho- contrataca.

Bueno, aquí os dejo el prologo, con un trocito que creo que marca un antes y un después de estos personajes.

-Primeras impresiones?


YO, PUEDO.Where stories live. Discover now