Ahorrándole la vergüenza, empiezo a caminar dejándola atrás.

   —Estoy tarde, mañana hablamos. —le informo aunque es mentira que mañana hablaremos.

    —Spencer, escúchame...

   Inmediatamente escucho que menciona mi nombre, me giro para mirarla y reprocharle que ella no puede llamarme por mi nombre.

    —Qué no se le olvide, señorita Alexandra, que usted no tiene permitido llamarme por mi nombre. Para eso está señor Tae-moo. —le informo con el ceño fruncido por su atrevimiento.

    —Me gusta. Me gusta mucho, señor y no me importa si usted no me quiere, yo haré lo que sea porque usted sienta algo por mi. Solo deme la oportunidad. —menciona con nerviosismo y melancolía.

   Respiro profundo.

   Ella me recuerda a mi mismo.

   Me enamoré de una mujer que no me quería, al final, nunca supe si Emma me amaba y creo que nunca lo sabré.

    —Alexandra, lo siento. No deseo corresponder a tus sentimientos. No me gustas, ni me vas a gustar nunca. Pasa una buena noche. —expreso dándome la vuelta y alejándome de ella lo más rápido que puedo caminando.

   Al salir de la empresa, el seguridad de la empresa me saluda con su mano y hago lo mismo.

   Cuando intento cruzar la calle para llegar a mí Jeepeta, Alexandra agarra mi codo y me gira hacia ella para besarme, pero siendo más rápido que ella, la alejo antes de que cometa una estupidez.

    —Dije que no y no es obligatorio corresponder tus sentimientos. —comento enojado por su osadía.

   Ella niega dos veces.

    —¡Dame la oportunidad, deja de ser tan terco! —exclama enojada empujándome hacia atrás.

   ¿Qué?
  
   ¿Se ha vuelto loca?

    —Dije que no. No te amo ni voy amarte. Aléjate antes de que te despida por irrespetuosa.

    Es lo único que le digo antes de cruzar la calle y darle la vuelta a mi Jeepeta, abriendo la puerta para entrar en ella.

    Cuando estoy dentro de mi Jeepeta trato de regular mi respiración mientras agarro mi pecho.

   Todo me recuerda a Emma.

   —¡Maldita sea! ¡¿Por qué sigo enamorado de ti!? ¡¿Por qué no puedo olvidarte, Emma? ¿Dime por qué? —grito a los cuatros vientos.

    Intento calmar mi respiración, pero estoy tan molesto y frustrado que no logro saber que hacer en este momento.

    Solo quiero tener paz y olvidarme de Emma.

    Tengo y deseo olvidar al amor de mi vida. No puedo seguir con este dolor en el pecho que me roba la respiración. Deseo poder pasar una hora sin tenerla en mi cabeza.

   Mi teléfono empieza a sonar sacándome de mi ensoñación.

   Saco el teléfono de mi pantalón y al verlo menciona que la madre de mi hija Elizabeth me está llamando.

    Maldita sea, espero y esta mujer no me saque de mis casillas.
 
    —Buenas noches. —digo secamente.

    Se escuchan ruidos en la llamada.

    —¿Por qué hablas tan seco, Spencer? Ni qué te haya matado un familiar. —dice ella con voz sarcástica.

    No tengo la paciencia para soportar a esta mujer.

MI DULCE REGALODonde viven las historias. Descúbrelo ahora