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Ahora estando juntos, definitivamente podrían luchar contra el peligro de las grietas

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Ahora estando juntos, definitivamente podrían luchar contra el peligro de las grietas. O eso creían cuando llegaron a la racha de medio año desde que estas comenzaron a surgir. Las grietas que aparecieron en Karmaland se hacían cada día más grandes y preocupaban a la gente, quienes se mantenían alejados a toda costa de esos fenómenos.

Los cuatro grandes héroes que no estaban en misiones en otros pueblos investigaban lo máximo posible sobre las grietas, como era el caso de Vegetta.

Últimamente no dormía bien por estar en su gran biblioteca en búsqueda de una solución, apenas salía de su mansión y seguramente se había saltado la mayor parte de sus comidas. Aunque no era el único que lo hacía, era de los más afectados, quizás eran los efectos de tener la presión al ser nombrado el mejor héroe del pueblo lo que lo mantenía así de estresado y confundido. Eso sumando la idea de tener que salvar su hogar para él y su pareja.

Luzu sabía más que nadie que ocurría entre las paredes de la gran mansión del amante del morado, él mismo había estado en esa misma biblioteca leyendo todos los libros complejos y en diferentes idiomas junto a Alex y Willy, los tres estaban desgastados mentalmente pero no al mismo nivel que el de cabello negro.

Vegettita, ¿Estás despierto?— tocó un par de veces la puerta de la biblioteca antes de entrar, buscando con la mirada al dueño de la casa.

Tuvo que caminar entre los largos pasillos hasta que llegó a un escritorio donde encontró enterrado entre los libros a quien tanto buscaba, dormitando pero a la vez luchando por quedarse despierto y seguir con su lectura.

Estoy bien, estoy despierto— habló con una voz cansada y hasta algo ronca —¿Pasó algo?

Si, pasó algo— se acercó lo suficiente para quitarle el libro de la cara y apartar un poco las cosas de la mesa con una mano, mientras en la otra tenía un plato con comida tibia —Volviste a saltarte la comida, Vegetta... No puedes seguir haciendo esto si de verdad quieres ayudar, si te descuidas y algo pasa con las grietas estarás débil y no podemos perder a uno de nuestros más fuertes guerreros en este momento.

Su voz era tranquila pero iba en serio, se notaba, estaba regañando al mismísimo Vegetta, pero a este no le molestaba como hubiera hecho con cualquier otro, Luzu era su pareja, la mano que le daba cariño y los brazos que lo ayudaban a dormir por las noches. El castaño tenía el derecho de regañarlo cuando veía que se estaba consumiendo a sí mismo.

Pero...

Nada de peros— Luzu hizo una mueca ante su intento de querer justificarse, poniendo finalmente el plato en frente del hombre para que pudiera comenzar a comer —Y después de esto iremos a descansar un poco, no hay peros que te valgan.

Una pequeña risa salió de los labios del de pelo negro, aceptando su destino y que no iba a poder convencer a su novio de lo contrario, simplemente era una pelea perdida y no se iba a arriesgar para ganar.

Grietas del Corazón || LuzgettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora