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—Buen día. —Hablé al ver a Martina levantandose.
—Buenos días. —Contestó con la voz ronca. —¿Ya te vas? —Preguntó.
—Si, antes que Matías aparezca. —Respondí.
Se quedó callada unos segundos hasta que volvió a hablar;
—Quedate un rato más. —Dijo. —Yo después hablo con Matías.
—¿Segura? —Le mire.
—Si. —Contestó. —Ademas no me puede decir nada, ya estoy grande como para que me ande haciendo preguntas. —Dijo. —¿Hoy vas a hablar con Sofía?
—Si, quiero dejarla lo antes posible. —Respondí.
—Yo también voy a hablar con Mateo. —Dijo. —No sé como vaya a reaccionar.
—Lo mismo pienso con Sofía. —Contesté. —Pero no pensemos eso ahora, quiero aprovechar que estoy con vos. —Me acerqué a ella. —Seguis teniendo el collar que te regalé. —Hablé al ver el primer collar que le regalé en la mesa de luz.
—Si. —Respondió ella agarrando el collar. —Lo sigo usando. —Me miro. —El otro lo tengo guardado.
—Pense que lo tiraste.
—No, no tiré nada de lo que me regalaste. —Contestó. —El collar lo sigo usando porque me dijiste que nunca lo deje.
—¿El otro sabandija sabe que te lo regalé yo?
—¿Por qué le decís sabandija? —Preguntó entre risas. —Y no, no sabe, nunca le dije.
—¿Y si lo llegaba a saber y te decia que lo dejes de usar que hacías?
—Si en ese momento tenia bronca por todo lo que pasó, si me lo pedía si lo iba a dejar de usar. —Respondió. —Pero como eso no pasó acá lo tengo. —Miro el collar. —¿Me lo pones? —Me miró.
—¿Otra vez? Pero si anoche te lo puse. —Me reí y ella también.
—Dale tarado, enserio. —Se notaba lo nerviosa que se puso.
Agarré el collar y ella se dió vuelta corriendo su pelo. Pase el collar por su cuello y se lo puse. Se dió la vuelta y miró el collar. Yo no podía dejar de mirarla, estaba muy enamorado de ella, no quería soltarla nunca.
—Ya se que recién me desperte y estoy un poco despeinada. —Habló al darse cuenta que la estaba mirando.
—Estas hermosa. —Contesté. —Te amo, Martina. —Nos quedamos mirandonos. —Estoy feliz de volver a estar con vos, esperé tanto para esto.
