O1.

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Hazel.

Ya habían pasado varios meses desde que llegué a Estados Unidos, y unos pocos desde que les hice saber a mis amigos que me quedaría al menos un año aquí. Sofía estaba agradecida con que se los haya dicho antes de que ella se fuera, aunque todavía nos quedaban algunos días juntas.

—¿Vas a estar bien sin mí? —asentí —¿Segura? Hay tiempo para cambiar el pasaje.

Reí ante la preocupación de mi amiga. Siempre que podía le agradecía de que haya venido conmigo, pero no me gustaba la idea de que se quede unos cuantos meses más lejos de su familia.

—Si, So, quédate tranquila.

Ésta me miro con cierta desconfianza, mientras veía que cosas le entraban en la valija, entre ellas, un oso de peluche con un corazón que, al apretarlo, decía te amo. El cual claramente era un regalo para Nicolás.

—No tengo idea como voy a meter toda la ropa en dos valijas.

Ambas reímos mientras que cierta parte de nuestra tarde se fue intentando ordenar las valijas.

Ya había empezado a anocher, por lo cual, decidimos empezar a alistarnos. Habíamos quedado de ir a cenar con mis amigos, con los cuales Sofía se llevó demasiado bien, en especial con Jhon, el cual al principio no le daba buena espina.

—¿Documentos?

—Listo.

—¿Llaves?

—También.

—¿Plata?

—Tengo todo, Haz.

return ; spreenWhere stories live. Discover now