- Samy, no grites - le susurró tiernamente Rocio, lo que menos quería era que volviera a ser esa persona que tanto le costó dejar de ser, como si le hubiera leído la mente. Samantha la miró con su ceño fruncido, sin embargo sin darse cuenta el mismo se suavizó al ver sus ojos.

- Si crees que puedes ganar el caso, adelante - le dijo Samantha naturalmente. Félix la miraba con sus ojos cristalizados - convoca la audiencia y haz lo que te plazca - se encogió de hombros - yo estaré allí y apoyaré en lo que pueda, no por ti, Félix, por Noah - le dijo directamente, sin ningún tipo de remordimiento en sus palabras, pero con mucho en su corazón.

- Gracias por dejarme hacer esto - respondió. Samantha lo miró mientras volvía a sentarse en su silla.

- No lo hago por ti - dijo directa - lo hago por mi hijo - Félix solo asintió.

- Nos vemos el día del juicio - fue lo último que dijo antes de caminar fuera de allí. Rocio dirigió su mirada a Samantha de inmediato, y la vio con su cabeza recostada en la silla manteniendo sus ojos cerrados.

- Samy - comenzó Rocio suavemente, sabía que no debía molestarla, sin embargo no sentía que lo hiciese - ¿Samy, qué pasó?

- Félix trabaja en la firma de Connor Carter - comenzó intentando desviar el tema - cuando renunció aquí, para el señor Marco fue una gran traición que se incorporara en aquella firma - suspiró aun con sus ojos cerrados - sí se entera de que le dejé el caso a Félix, se pondrá furioso y no quiero que me despidan, no todavía - Sebastián ladeó su cabeza sin comprender.

- ¿No todavía? - preguntó el chico - ¿A qué te refieres con eso? ¿Piensas renunciar?

- Sebastián no creo que... - le decía Rocio suavemente, sin embargo el chico la ignoró.

- Eres una increíble abogada, nunca antes había visto a alguien como tú - continuó. Samantha sonreía irónicamente - no puedes simplemente renunciar a las cosas porque sí, Samantha. Tú inspiras a chicos como yo a hacer un cambio. Yo pinto, pero ahora sé lo que en realidad quiero ser - rió - quiero estudiar derecho - Samantha abrió uno de sus ojos para mirarlo de reojo - quiero ser un abogado, como tú lo eres - miró a Rocio - como Rocio lo es.

- ¿Ah sí? - le preguntó Samantha incorporándose. Sebastián asintió - te tengo una pregunta entonces... - el chico la miró expectante - ¿Yale o Harvard? - Rocio negó con su cabeza de manera divertida.

- Yale, claramente - respondió en tono obvio.

- ¡Ja! - soltó Samantha emocionada mirando a Rocio - Yale, querida mía - le sonrió genuinamente - ambas sabemos quién gana.

- ¿Qué? - preguntó Sebastián en una risa.

- Samantha estudió en Yale y yo en Harvard - respondió Rocio mientras que el chico las miraba impresionado - y de hecho, Samantha tiene un doctorado - presumió orgullosa mientras que Samantha hacía una reverencia.

- ¡Wow! - dijo emocionado.

- Sí quieres ser abogado, te aconsejo que estudies mucho - le dijo Samantha - día y noche - puso sus ojos en blanco - sí yo lo pude hacer, sin ningún tipo de interés, tú podrás hacerlo incluso mejor - sonrió - todo está en tu motivación - Sebastián asintió.

Rocio veía a Samantha hablarle a Sebastián, ambos con tanta emoción, se perdió por un momento en el que debía hacer algo, preguntar algo.

-

- Qué día - suspiró Samantha una vez abrió la puerta de casa. Rocio la seguía - estoy tan cansada.

- Samantha - la llamó Rocio cerrando la puerta tras ella. Samantha dio la vuelta expresando confusión en su mirada, ni siquiera le dio tiempo de encender la luz - no pude preguntártelo, porque te vi tan emocionada con Sebastián que decidí dejarlo pasar, sin embargo ahora mismo no puedo hacerlo.

- ¿Qué sucede, Rocio? - le preguntó acercándose un poco más a ella.

- Cuando Félix llegó hoy - comenzó directamente - ¿Por qué te comportaste de esa forma? - preguntó con cuidado - creo que ahora que tenemos una relación mucho más cercana, podemos hablar de estos temas - Samantha asintió, tenía razón.

- Ven - dijo tomando su mano para caminar con ella hacia un estudio. Rocio nunca había entrado allí, así que al ver esa pequeña biblioteca con un escritorio y una silla justo frente a una ventana cubierta, se impresionó mucho. Papeles tirados en el suelo, lápices y bolígrafos por todas partes. Libros y más libros, algunos escritos por ella - este es mi estudio - dijo adentrándola a el - aquí es donde vengo a escribir cuando me siento triste o sola, he pasado mucho tiempo aquí - rió sinceramente.

- Sí, pero... - Samantha interrumpió.

- Cuando mi niño murió escribí y escribí, lo único que hacía era escribir sobre él - suspiró recostando su cuerpo en su escritorio - de alguna manera me servía como terapia, porque en realidad sentía que iba a volverme loca con todo lo que sucedía - rió - Félix nunca me ayudó, Rocio, me abandonó. Seguíamos casados pero era como si no nos conociéramos. Al Noah morir se llevó mucho más que mi felicidad, se llevó mi futuro y se llevó el de Félix - Rocio abrió su boca para hablar - yo sé, yo sé que quizá tratas de entenderlo, pero la realidad es que no lo haces. Tuve un hijo que murió antes de cumplir los cuatro años, luego la persona que creí era el amor de mi vida me hizo a un lado mientras se autodestruía y...

- ¿Por qué no lo ayudaste? - preguntó suavemente. Samantha la miró de inmediato - lo culpas de todo lo que sucedió, sin tener en cuenta que a él también le dolió... y eso es un poco egoísta de tu parte - dijo chocando su índice con la punta de su nariz - sí Félix no supo sobrellevar la muerte de Noah al principio, tu deber era ayudarlo, no hacerlo sentir más miserable.

- Pero él... - Rocio interrumpió.

- Pero tú - dijo con cuidado - lo culpas como si él hubiera querido todo esto. En su mirada se nota lo mucho que te adora, y a pesar de que ahora estés conmigo, es algo que nadie pasaría desapercibido. Félix no puede avanzar porque tú no lo perdonas - tomó sus mejillas suavemente con sus manos, provocándole un puchero - y de la misma manera tú no avanzas porque no lo perdonas - besó delicadamente sus labios - el decayó, y tú no hiciste nada para ayudarlo. Las parejas son un equipo, Chio, como tú y yo - sonrió - ¿Puedes ver la diferencia? - Samantha asintió.

- Me ayudaste a pesar de que yo no quería tú ayuda - respondió en un susurro - me ayudaste de manera desinteresada y por eso me enamoré de ti, si no hubieras sido ese tipo de persona probablemente ahora no querría besarte - rió.

- Lo contrario sucedió con Félix y tú - le dijo suavemente - el amor se construye día a día, y el de ustedes día a día caía un poco más - decía acariciando sus mejillas con sus pulgares - no culpes a Félix por algo que él no decidió. Era el padre de tu hijo, e hizo parte de tu mejor creación - Samantha rió un poco.

- Te amo, Samy - le dijo envolviendo su cuello con sus brazos - muchísimo.

- ¿Sabes? Yo te amo incluso más - respondió antes de unir sus labios con los de ella en un beso que se consumía en lo que Samantha quería escribir de ahora en adelante, amor.

Paper Hearts || Factor RWhere stories live. Discover now