– ¿Y a veces está mal no estar mal? – rió mientras sentía las caricias de Rocio.

– Se nota tanto que eres abogada, Samy – rió de igual manera – ¿Te sientes un poco mejor?

– Gracias a ti – susurró antes de simplemente volver a besarla como deseaba hacerlo cada día después de ese.

– ¿Estás bien? – preguntó Rocio mientras Samantha mantenía su mirada fija en el camino.

– ¿Por qué no lo estaría? – preguntó simplemente.

– Hoy es el juicio – respondió con cuidado – y de hecho hacia allá vamos – Samantha asintió – no digo que estés nerviosa por el juicio como tal, quizá por un caso en específico... – Samantha detuvo el auto en seco provocando que se movieran un poco de sus asientos.

– Estoy aterrada – le dijo mirándola directamente, y su voz solo lo confirmaba. la miró con ternura – he estado esperando este momento desde que mi niño murió, he estado buscando al responsable por mucho tiempo y ahora estoy a pocas horas de saber qué pasará con él – suspiró pesadamente – tengo miedo de que lo declaren inocente, tengo mucho miedo – su voz se apagaba con cada palabra que decía.

– Tienes todo a tu favor, Samy – le dijo tomando su mano. Samantha volvió a suspirar – Noah pagará por todo lo que ha hecho, ya lo verás.

– ¿Y sí no? – preguntó intentando mantenerse fuerte, ya que Rocio provocaba que todas sus barreras cayeran – ¿Qué pasa si lo declaran inocente? Todo mi trabajo, todas mis esperanzas... de nuevo... de nuevo se irán, Rocio – la chica negó con su cabeza.

– Estoy contigo – susurró acariciando su mano con su pulgar – esta vez no estás sola, me tienes a mí – Samantha quería creerle, en realidad quería hacerlo pero la vida le había demostrado que no todo lo bonito es real o dura para siempre.

– Está bien – susurró mientras asentía volviendo a tomar el volante. Suspiró una última vez antes de poner el auto en marcha hacia la sala de audiencias.

Samantha estaba asustada, y aunque intentaba disimularlo era un poco notorio debido a que sus manos temblaban y sus mejillas estaban completamente ruborizadas debido a los nervios. Era ahora o nunca, su única oportunidad de tener paz.

Samantha era la encargada del caso, por lo tanto debía presentar las evidencias e interrogar al acusado de seis asesinatos, en este caso, Noah Walker.

– ¿Estás lista? – le preguntó Rocio dulcemente. Samantha la miró.

– Claro que sí – respondió – iré a mi lugar, tú ve al tuyo. Intentaré acabar con esto rápido – Rocio asintió.

– Todo va a salir bien, mi amor – susurró casi inaudible – eres la mejor – rió besando su índice antes de colocarlo sobre los labios de Samantha – nos veremos durante el juicio – Samantha solo asintió totalmente ruborizada. Rocio le sonrió por última vez antes de dirigirse a su lugar como testigo.

Samantha suspiró, era ahora o nunca.

Estaba en su posición, sola en el escritorio de su lado del tribunal. Cuando las personas comenzaron a entrar, pudo ver el momento exacto en el que Noah Walker entraba junto a un abogado que ella no reconocía. Sus miradas se cruzaron y ambas se quemaban entre sí, pero fue la sonrisa arrogante del hombre la que enfureció a Samantha un poco más.

– Hey, Roier ¿Todo bien? – le susurró con ternura al verlo llegar a su lado – pero que guapo te ves – rió al verlo con aquella ropa formal. Sebastian sonrió sobre sus nervios, estaba hasta su último cabello del miedo.

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