Nuestro Final ValtxDelta

Nuestro final.

Advertencias: Disclaimer Beyblade Burst, los personajes no me pertenecen, créditos a Hiro Morita Manga/Anime Beyblade Burst, la siguiente historia contiene situaciones románticas y tristes.

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Sentía qué su corazón se rompía, odiaba estar con un oxígeno puesto, las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos granate y mal decía más de una vez la suerte que les tocó vivir.

¿Por qué de todas las personas debía irse su ángel?, odiaba las fiestas de despedida del hospital, hubiera preferido mil veces irse en lugar de su amado Valt

Tenía miedo de dejarlo ir para no verlo nunca más, quería escaparse de su habitación cómo todas las veces, arrastrar su oxígeno y colarse a la habitación del chico de hermosos ojos chocolate, para asi dormir juntos y despertar con los regaños de alguna enfermera o darse un beso cómo hacían mientras intentaban dormir.

Delta Akane deseaba morir, porque un mundo sin Valt Aoi no era vida, aún con sus diagnósticos deplorables, eran felices, no hacía falta nada más qué ellos dos, en contra su cruel destino.

— Delta, prepare la comida favorita de Valt, y están todos su amigos festejando su salida, vamos cariño —  sonrió Ange, la mejor enfermera y cocineta del hospital.

— No quiero —  gimoteo él de hebras menta, — Ange, ¿él sabe qué ya no volverá nunca más?.

La de ojos esmeralda lo miró sorprendida, Valt le había pedido a todos qué Delta no supiera nada, en realidad al de cabellos azules no lo darían de alta, más bien su madre decidió sacarlo del hospital, para pasar sus últimos días en su casa, junto a su familia y amigos.

— Él no quería qué lo supieras, aquella vez escuchaste él diagnóstico de la doctora Kristina, ¿no es así? — lo miró triste.

Akane la abrazo, luego comenzó a llorar, no quería dejar a Valt, se suponía qué iba a irse él, mientras su querido Aoi podría tener una vida normal.

— Delta —  lo llamó Valt, con una voz rota, intentando recuperar su postura, Akane sabía todo — tienes qué despedirte de mi, ya no podré verte mucho, recuerda, tú eres la luz de mi vida.

Él de ojos color chocolate lo miró con ternura, Delta lo miró entre lágrimas, luego lo siguió sin querer qué llegará el momento de despedirse, la sala estaba llena de los amigos y familiares de Valt.

Un rubio de ojos color malva de la nada se alejó, rompiendo en llanto, aunque en él fondo había un albino, igual o más triste qué él rubio.

— ¡Cariño, Delta llegó, sirve le algo de comer y yo le daré algo de beber! — sonrió la madre de Valt, aunque a simple vista podía ver las manos temblorosas y la sonrisa rota de la señora Chiharu.