1. ¡Rapunzel deja caer tu cabello!

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Todos saludaban cordialmente a la directora y ella se tomaba el tiempo para tener pequeñas conversaciones.

Con suerte llegaré a mi clase tarde, listo para irme a casa.

Llevábamos más de quince minutos caminando bajo los rayos del sol, esa mañana gasté más desodorante y protector solar que nunca en mi vida, así que estaba bien preparado para el infierno que significaba estar a la intemperie.

"Ya estamos cerca" La directora colocó repentinamente su mano izquierda sobre mi hombro.

Comencé a escuchar los sonidos de martillos golpeando y de sierras cortando. No era ignorante en ese sentido, simplemente lo que me asustaba de la carpintería era la madera irónicamente. Pero es que mi suerte no era tan buena como para no astillarme, mis manos parecían un imán de aquellos restos de madera, ni siquiera sosteniendo una simple escoba me salvaba de aquello.

El salón era un lugar al aire libre, rodeado de una malla cubierta de hierba y plantas, con un techado hecho de madera oscura y el suelo parcialmente cubierto de madera tallada. Los alumnos estaban repartidos en las diferentes mesas llenas de herramientas.

"¡Profesor Rivera!" Llamó la directora en voz alta sin perder la postura, para oírse sobre los fuertes ruidos.

Un hombre alto, moreno, joven y de complexión algo trabajada, salió de entre los alumnos, vistiendo sencillamente, usando guantes y lentes de protección.

"Buenas tardes directora"

"Profesor, le presento a Dylan" Ahora me tomaba de ambos hombros, como si de una ofrenda me tratara "Recientemente se incorporó a la escuela y está listo para que su primera clase sea su taller".

"Mucho gusto Dylan" Se quitó el guante de su mano derecha para ofrecérmela en saludo. La piel de su mano era áspera y dura "Es un gusto tenerte aquí".

"Gracias" Agradecí tímidamente, intentando no llamar la atención, pero para eso ya era demasiado tarde. Repentinamente el lugar se quedó en silencio y las miradas estaban puestas sobre nosotros, especialmente en mi.

"Buena suerte Dylan" La directora me sonrió amablemente, dándome un último apretón en los hombros.

"Ven conmigo" El profesor Rivera como lo llamaron, me llevó hasta el centro, frente a una pizarra con lo que parecía un instructivo escrito en color negro "¡Chicos!" Los llamó innecesariamente porque ya todos nos ponían atención "Este de aquí es Dylan y ahora será parte de nuestro grupo, les pido que lo ayuden a sentirse cómodo".

Aún debajo de los lentes protectores, pude notar la indiferencia y burla en sus rostros.

Inmaduros. Pensé, queriendo restarle importancia, aunque muy en el fondo un sentimiento de decepción comenzó a aparecer.

Aunque agradecí internamente que no me haya obligado a presentarme ante todos.

"Muy bien Dylan, te asignaré a un equipo"

El profesor Rivera revisó una libreta con hojas llenas de anotaciones, por lo que pude ver de reojo. Los poco discretos murmullos, llegaban hasta mis oídos, no entendía una palabra pero me miraban a mí así que no era muy difícil de descifrar que cosas decían.

El Reflejo De Las Estrellas En El Mar.Where stories live. Discover now