El hermano de Emma empieza a carcajearse.
  
   —¿De verdad esperas que vas a ser feliz con esta mujer a tu lado? —pregunta mirándola de abajo hacia arriba.

   Perdóname Dios, pero tengo que hacerlo.

   Golpeo su cuello con mi mano recta. Le golpeo justamente en la nuez de adán, haciendo que él se agarre todo el cuello, mientras gime de dolor.
 
   —Maldito —.murmura como puede—. Te detesto Emma y juro que nunca vas a ser feliz. —menciona su hermano haciéndome enojar más.

   Agarro su cabello riso y echo su cabeza hacia atrás.

   —Vuelvo a verte de nuevo cerca de mi, tendré que deshacerme de tí, aunque no es una mala idea. —miro a los padres de Emma—. Eso va para ustedes también. Otra cosa, empiecen a trabajar o hagan pornografia entre ustedes, malditos asquerosos y malnacidos.

   Agarro el codo izquierdo de Emma, empezando a caminar lejos de esas personas.

   Nunca había estado en una situación que me causara tanto estrés. Esas personas son las más asquerosas que he conocido y tan solo con escuchar lo que dice Emma de ellos, sé que ella necesita terapia para sanar todo lo que le ha sucedido.

   Aún sigo pensando en todo lo que quisiera decirles a esas personas, pero por el bien de Emma y mío, mejor entro a la casa, obligándolos a que se vayan.

   Emma entra a la casa sin siquiera mirar atrás, mientras que yo si me giro para ver que hacen y me da felicidad ver como ellos se giran y se van de mi casa.

   Cierro la puerta e inmediatamente camino hacia la cocina, encontrándome a mi madre y a Emma.

   Mi madre en cuanto me ve, se acerca a mí, abrazándome fuertemente.

   —Elizabeth ya se fue a dormir, ya sabes que mañana tiene escuela. —me besa la mejilla, ya que soy más alto que ella—. Habla con ella, no te alejes, ella te necesita, no lo dice, pero lo veo.

   Luego de decir esto, mi madre se aleja de la cocina, agarrando su bolso y diciéndome adiós para irse a su casa.

   Ella tiene auto y el llegar a su casa solo toma 5 minutos. No vive tan lejos de mi.

    Emma está sentada en una de las barras de la isla de la cocina. Tiene sus manos posicionadas en las palmas de su mano y de inmediato sé que todo esto la ha agobiado.

   Sé lo histérica que se pone y que cuando está así, suele ofenderme sin razón, asi que estoy pensando dos veces en acercarme a ella. Es obvio que no quiero escuchar una palabra descompuesta de parte suya.

    —Te entiendo..., yo también me alejaría si la chica que me gusta fuese infertil. —menciona Emma de un momento a otro levantando la cabeza y fijando sus ojos en mi.

   Trago en seco.

   Maldición.

   No otra vez.

   Intento acercarme a Emma, pero ella levanta su mano queriendo decirme que me detenga.

    —No lo hagas, Spencer. —una lágrima se desliza por su mejilla—. Ese maldito secreto era él único que quería mantener en secreto. No quería decepcionarte más de lo que lo he hecho...

   Me acerco a ella de una vez por todas y tomando su rostro en mis manos, lo levanto hasta la altura de la mía.

   —No, no, no, preciosa. Nunca me has decepcionado, no importando lo que me has hecho, no me siento decepcionado de tí. —respondo queriendo que ella entienda cada palabra que mencioné.

MI DULCE REGALOWhere stories live. Discover now