- ¿Estás mejor? -pregunté.

Se encogió de hombros y suspiré.

- Solo necesito un día para mi y para pensar -dijo.
- Vale -tampoco quería presionarla.

No volvimos a hablar, pero yo la miraba cada segundo. Supongo que se dio cuenta, porque Aitana no levantó la mirada de su plato ni un segundo. Cuando terminó de comer, lo metió todo en el lavavajillas.

- Me voy arriba -dijo.
- Vale.

Aitana subió a su habitación de nuevo y yo recogí mis platos enfadado. Me apetecía estar con Aitana, más que nada. ¿Por qué no podía estar lejos de ella ni un segundo? No podía quedarme en casa sabiendo que la tenía cerca, así que subí a cambiarme y salí de casa. Fui hasta casa de Gavi, deseando que por una vez no estuviese con Laura y pudiésemos pasar una tarde de play, simplemente jugando.

Llamé a su puerta y me abrió, mirándome con sorpresa.

- Hombre, ¿que haces aquí?
- ¿Estás ocupado?
- No.
- Genial, necesito desconectar, vamos a echar un FIFA.

Entré en su casa sin darle tiempo a responder y fui hasta su gran salón. Me senté en el sofá después de coger los mandos y Gavi se sentó a mi lado, mirándome.

- ¿Estás bien? -preguntó.
- Sí.

Arrugó la frente no muy convencido pero puso el juego para que empezáramos a competir por quien ganaba.

- No -admití.
- ¿Qué pasa?

Me daba miedo decírselo, decirle que estaba preocupado por mis sentimientos hacia Aitana. Después mi y Fernando, Gavi era el más cercano a Aitana, y sabía que aunque yo fuese su mejor amigo no dejaría que me comportase como un capullo con ella, que es exactamente lo que estaba haciendo. Al menos a ojos de los demás.

- ¿Puedo contarte algo y que no me mates?
- ¿Qué has hecho?

Dejó el mando sobre la mesa, parando la partida. Su cuerpo se giró hacia mi y me miró serio.

- Nada -dije.
- ¿Entonces?
- Bueno, nada no...muchas cosas.

Gavi alzó las cejas, esperando que le diese algo más de información.

- A ver...
- Lo sé -dijo.
- ¿El qué?
- Lo de tú y Aitana.

¿Como que lo sabía? ¿Aitana le había contado que nos llevábamos acostando días?

- Lo del beso y el coche -siguió.

Ah. No, no lo sabía todo, ni una cuarta parte.

- Ya.
- Y déjame decirte que eres un gilipollas ¿en qué coño estabas pensando?
- Me gusta, Gavi.
- ¿Como que te gusta?
- Pues que me gusta. Mucho. Cada vez que la tengo cerca, quiero besarla. Cuando sonríe, quiero besarla. Cuando se enfada, quiero besarla. Quiero besarla a todas las horas del día.
- ¿Y Bárbara?
- Sigue ahí.
- ¿Y si te gusta Aitana porqué sigues con ella?
- Porque también me sigue gustando ella, porque no sé qué es exactamente lo que siento por Aitana. Porque me da miedo cargarme la mayor amistad de mis padres por tener la polla caliente.

Gavi se pasó las manos por el pelo suspirando.

- Ostia Pedri, pues tienes que aclararte macho.
- ¿No me digas? ¿Qué crees que llevo intentando semanas?
- ¿Ha pasado algo más entre Aitana y tú?

Mi amigo me miró serio. Podía mentirle, pero sabía que lo notaría o que acabaría enterándose tarde o temprano. Ferran ya lo sabía, era cuestión de tiempo que todo el mundo se fuese enterando hasta que ya no pudiésemos ocultarlo más.

You belong with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora