Capitulo 18

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Calle marca un número en un teléfono público, lo hace mecánicamente. Unos momentos después, alguien contesta.

- ¿Mafalda? Mamá... Hola. Sí, estoy sobria. Estoy en Clusone, en la estación. Sí... se ha ido. Mamá, por favor, ¿podrías venir a recogerme?

Mafe está con Calle en el coche. Ella está conduciendo de regreso a la villa. Calle guarda silencio. La camisa azul de Poché está abierta sobre el pecho desnudo de Calle y sopla con el viento.

Ella la mira. Extiende su mano libre y le acaricia la mejilla, el gesto más dulce.

El rostro de Calle se arruga. Empieza a llorar. Ella enjuga sus lágrimas con la mano libre, pero ella no puede detenerse.

El coche Germán está aparcado en la ciudad. Calle está sola, sentada en el asiento del pasajero esperando a su madre. La radio del coche suena una canción de verano.

A lo lejos, un grupo de amigos de Calle camina. Entre ellos está Laura, que se fija en el auto de Germán, luego en Calle. Ella saluda a sus amigos y los deja para que se acerquen a ella.

- Hola.

Calle la nota solo cuando está cerca.

- ¿Cómo estás?

- Bien, gracias.

Calle intenta enderezarse para ocultar sus emociones, su rostro recientemente alterado por las lágrimas.

- Leí el libro que me diste, los poemas. Son muy hermosas. Me gusta mucho esta Antonia Pozzi.

Calle asiente, sonriéndole.

- Lamento que te sientas tan mal. Solo quería decirte que no estoy enojada contigo. Te amo.- Calle se sorprende y se reconforta con las palabras de Laura. Ella le tiende la mano.- ¿Seguimos siendo amigos?

Calle le da la mano, luego sale del auto y la abraza, suspirando. Mafe se acerca.

- ¿Por la vida?

- Por la vida.

El coche entra por la puerta. Calle evita sus ojos, no queriendo animarlo a que diga nada más, y entra.

La habitación de Calle, en la que se ha alojado Poché. Sola ahora, Calle entra y mira a su alrededor. Todo lo suyo ha sido devuelto, su ropa en el armario y los cajones. Deja caer su mochila al suelo y se tira en la cama iluminada por el sol. La colcha es la misma. Cierra los ojos. Se alegra de estar de vuelta en su antigua habitación, ahora llena de recuerdos de Poché.

Germán está sentado en su lugar habitual. En su regazo hay pruebas de su último libro. Él está tomando. Calle entra en la habitación para decir buenas noches. Su padre guarda su manuscrito de un tirón y enciende un cigarrillo, el último del día.

- ¿Entonces? Bienvenida a casa. ¿Poché disfrutó el viaje?

- Creo que sí.

Germán da una calada a su cigarrillo y luego se detiene un momento antes de hablar.

- Ustedes dos tuvieron una linda amistad.

- Sí.

Otra pausa y otra calada a su cigarrillo.

- Eres demasiado inteligente para no saber lo raro, lo especial que era lo que tenías.

- Poché era Poché.

Poché puede ser muy inteligente.- dice Calle tratando de evitar hablar sobre Poché con su padre.

- Inteligente? Era más que inteligente. Lo que ustedes dos habían tenido todo y nada que ver con la inteligencia. Ella era bueno, y ambas tuvieron suerte de haberse encontrado, porque ustedes también
son buenas.- interrumpiendo a su hija

- Creo que era mejor que yo.

- Estoy seguro de que ella diría lo mismo de ti, lo que los halaga a las dos.

Al tocar su cigarrillo e inclinarse hacia el cenicero,
extiende la mano y toca la mano de Calle.

- Cuando menos lo esperas, la naturaleza tiene formas astutas de encontrar nuestro punto más débil. Solo recuerda: estoy aquí. Puede que ahora mismo no quieras sentir nada. Quizás nunca deseó sentir nada. Y tal vez no sea a mí a quien le interese hablar sobre estas cosas. Pero siente algo que
obviamente hiciste.- Calle mira a su padre, luego baja los ojos al suelo.-  Mira, tenías una hermosa amistad.
Quizás más que una amistad. Y te envidio. En mi lugar, la mayoría de los padres esperarían que todo
desapareciera, para orar para que sus hijos aterrizaran de pie. Pero yo no soy uno de esos padres. En su lugar, si hay dolor, cuídelo. Y si hay una llama, no la apague. No seas brutal con eso. Arrancamos tanto de nosotros mismos para curarnos de las cosas más rápido, que nos arruinamos a la edad de treinta años y tenemos menos que ofrecer cada vez que empezamos con alguien nuevo. Pero hacerse sentir nada para no sentir nada, ¡qué desperdicio!- Calle se queda estupefacta mientras intenta asimilar todo esto.- ¿He hablado fuera de turno?- Calle niega con la cabeza.-  Entonces déjame decirte una cosa más. Limpiará el aire. Puede que me haya acercado, pero nunca tuve lo que ustedes dos tuvieron. Algo siempre me detuvo o se interpuso en el camino. Cómo vives tu vida es asunto tuyo. Recuerde, nuestros corazones y nuestros cuerpos nos son entregados solo una vez. Y antes de que te des cuenta, tu corazón está agotado y, en cuanto a tu cuerpo, llega un momento en el que nadie lo mira y mucho menos quiere acercarse a él. Ahora mismo hay dolor. Dolor. No lo mates y con él la alegría que has sentido.- Germán toma aire.-  Puede que nunca volvamos a hablar de esto. Pero espero que nunca me reproches lo que hicimos. Habría
sido un padre terrible si, algún día, quisieras hablar conmigo y sentías que la puerta estaba
cerrada o no lo suficientemente abierta.

- ¿Madre lo sabe?

- No creo que lo haga. Pero la forma en que dice esto significa: "Incluso si lo hiciera, estoy seguro de que sus sentimientos no serían diferentes a los míos".


































































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Call Me By Your Name (Calle y Poché)Where stories live. Discover now