-Oh no lo sé – respondió fingiendo extrañez – su nombre quizá – Sebastián suspiró – ¿Cómo se llama aquel caballero?

-Bueno yo... - miró a Rocio quien solo se encogió de hombros – no sé su nombre, señorita, pero su apellido es Walker – Rocio ladeó su cabeza.

-Bueno, yo quiero hacerle una visita al señor Walker – respondió Samantha sonriendo de manera sarcástica antes de dirigir sus ojos a Rocio – ¿Me acompañas, Rocio?

-Claro – respondió sonriendo. Samantha se levantó tomando sus cosas junto al folder del caso. Sebastián la miraba sin saber qué hacer, él era inocente pero era todo lo contrario a alguien con futuro.

Samantha caminó fuera de su oficina junto a Rocio siguiéndola, Sebastián nervioso, ansioso y adolorido las siguió hasta el ascensor donde entraron y Samantha rápidamente oprimió el botón del piso numero uno.

-¿Qué hará? – le preguntó Sebastián, en su voz era claro el nerviosismo que sentía.

-Solo quiero hablar con el sospechoso, Sebastián – respondió sinceramente – no tienes que estar nervioso – le dijo un poco más tranquila.

-Es solo que no quiero estar en más problemas – suspiró pasando una de sus manos por su cabello – a pesar de que no tengo nada que perder, no quiero que me culpen por algo que no hice – volvió a suspirar.

-Sí me dices la verdad podré ayudarte y en cuanto tenga suficientes pruebas convocaré la audiencia – le respondió tratando de tranquilizarlo – afortunadamente nunca he perdido un caso, y espero que éste no sea la excepción – Sebastián asintió tratando de confiar en ella. las puertas del ascensor se abrieron dándole paso a que salieran de allí y caminaran hacia el auto de Samantha, pero en el transcurso sus ojos se pusieron en blanco al ver a un hombre recostado en su auto – ¿Disculpe? – preguntó deteniéndose a un lado de su vehículo. Rocio se detuvo en seco al verlo.

-Oh, usted debe ser Samantha Rivera – dijo nada modestamente – este chico debió correr hacia usted para decirle cómo lo golpeé – rió incorporándose al parecer no reconociendo a Rocio – permítame presentarme – sonrió extendiendo su mano – soy...

-Walker – interrumpió sonriendo sarcásticamente mientras se acercaba a él – el novio de la madrastra de Sabi Lennon – asintió. El hombre llevó sus manos a sus bolsillos al ver que Samantha no respondería al gesto.

-En efecto soy yo – asintió sin dejar de sonreír. Samantha se acercó a él logrando ver el auto nada bien estacionado al lado del suyo, no tardó mucho en darse cuenta del color, auto blanco junto a una placa que jamás olvidaría. Samantha debía ser inteligente.

-Y dime – sonrió ocultando toda la ira acumulada que no tardaría en desatarse – ¿Dónde está tu auto? – Rocio contuvo su respiración al escuchar esa pregunta. Walker frunció el ceño pero no le dio importancia, solo dio unos pasos hacia atrás mientras que Samantha daba unos hacia adelante.

-Este – sonrió sintiéndose orgulloso, su novia le había dicho a ella y a la policía que el auto del culpable era negro así que estaba a salvo, o al menos eso creía. Samantha mordió su labio lo más fuerte que pudo, sintió instantáneamente cómo sus ojos se llenaron de lágrimas y cómo sus pensamientos se vieron intercambiados por recuerdos de aquel día. Todo volvió a su mente al ver el auto que le quitó a su hijo, el auto que nunca se detuvo.

-¡Mami! – escuchó la voz de su hijo llamarla mientras sonreía. Samantha vio a su hijo alzar sus brazos, gesto que hacía cada vez que quería que lo cargara, totalmente ajeno al auto que se aproximaba hacia él.

-¡Hijo! – gritó de manera desesperada corriendo hacia él, deseando estar en su lugar o al menos llegar a tiempo, pero el auto nunca se detuvo.

Paper Hearts || Factor RWhere stories live. Discover now