Mi voz no existe,
Cohabita en el vacío de su averno, en lo tierno de sus ojos tristes,
En el basto campo devastado por las llamas
Que fue un día la cama en la que me escribiste.
Por eso muero eternamente, pero vivo instantes,
En el desierto de miradas buscando una fuente.
Voy de espejismo en espejismo,
Ella de corazón en cliente.
Nadando en su mirada sé que es un mar sin corrientes
Y mi taller pinta su tristeza de color carne.
Ella actuando como siendo la de siempre,
Yo fingiendo que hace tiempo ya que dejó de importarme.
Ella con estigmas, yo metiendo el dedo
Mi cabeza es pieza de museo, aunque arda El Prado.
Mi dolor es color blanco, mi iris azul miedo,
El suyo color muerte dulce con tonos apagados
DU LIEST GERADE
Antología Poética de la Sinestesia
PoesieLos gritos que se sienten, la oscuridad que se escucha y el dolor que me mira. 1 Poema cada lunes, para leer con las mismas manos que abrazan la desesperanza.