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✶ . ࣪ ׅ 00 ' 🪐

☆ “Es la reina sin país,
          la dama del mar.”☆

— Mago de Oz.

El día era brillante, el sol asomándose tímidamente entre los edificios saludando al chico, poco a poco abrió los ojos al esos rayos golpear su cara. Se dio vuelta pasando su mano por su cara y luego su pelo mientras se incorporaba con lentitud, un suspiró suave y pausado, silencio.

A los segundos escucho desde abajo un cristal romperse, el hombre abrió los ojos sabiendo a que se debía e intentó forzar su mejor sonrisa lo cual terminó en un suspiro intranquilo.Pronto se levantó y vistió con prisa, sus pantalones negros, una camiseta blanca color hueso y su chaleco de un tono marrón caramelo; cuando iba en dirección a la salida del cuarto se giró sobre sus talones y agarró su monoculo el cual siempre iba con el muchacho, finalmente salió y cerró con mucho cuidado la puerta, intentando ser un fantasma en aquella casa.

Bajó las escaleras con el mismo silencio y ahora venía la parte más complicada, pasar por la cocina sin ser visto. Dio unos pasos sigilosos mientras agarraba sus llaves y su cartera, pequeña, pero con todo lo necesario en ella. Tras llegar a la puerta sintió que él se acercaba, mierda, le habría escuchado; con ansia giró el pomo y salió por la puerta, cerrándola nada más salió por el hueco de la misma y se dirigió a paso apresurado a girar por la avenida.

Pronto el sol una vez más golpeó su cara, brillante y fuerte, cerró levemente los ojos y sonrió caminando con gracia por las calles. Miró su reloj de muñeca, las 6 en punto de la mañana, aún no había mucha gente a la que ver por las calles, pero como siempre daba su saludo a las ancianas que salían a regar sus patios o a las muchachas que suspiraban por él.

No es que realmente le gustasen o estuviese interesado en las damas, fueran betas, omegas o alfas, ninguna realmente llamaba la atención del muchacho de cabello castaño y ojos avellana, él era simplemente educado con las señoritas a su alrededor por el amor hacia su señora madre, una de las mujeres más queridas del lugar.

Giró otra calle cuando llegó a su primera parada, una cafetería, abrió la puerta y la campana sonó anunciando su entrda; miró el reloj en su muñeca nuevamente, las seis y diez minutos, como siempre a tiempo, pronto alzó la cabeza al escuchar la voz de una mujercita de mediana edad, sabía de quien se trataba.

– ¡Querido! Como siempre a primera hora de la mañana para recoger tu pedido.– La mujer abrazó al hombre con entusiasmo y le dio unas leves caricias a su pelo, luego se dio la vuelta agarrando un café y entregándoselo.

– Oh, Rosie, amiga mía, ¿cómo no acudir a por las delicias que engendras?– El muchacho le regalo una sonrisa llena de complicidad.

– Cariño, tú siempre me das el mejor pago por mi comida así que estaré encantada de preparar algo exquisito para ti a la hora que vengas.– La mujer movió su dedo haciendo unos leves giros parecido a círculos mientras canturreaba sus palabras.

La mañana de ese día prometía.

📻+🍎 ♡ˊˎ

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Un silbido largo salió de los labios del rubio, eran poco más de las 8 de la tarde, el sol comenzaba a bajar y él se apoyaba contra una pared en una de las bulliciosas calles de Nueva Orleans, la música de los garitos marcando esa típica vibra a jazz siguió sonando, su pie marcaba el ritmo alegre.
Él iba maquillado, bien puesto, con un vestido blanco que resaltaba su figura sobre el resto de su entorno, podrías decir que era un angel caído. Se estiró en su lugar cerrando los ojos momentáneamente y al abrirlos por el rabillo del ojo observó como un hombre se acercaba a él y acariciaba su mejilla.

– Estabas tardando, ya me estaba aburriendo.– El chico rodó sus ojos mientras una de las manos del más alto viajaba y agarraba de la cintura para empujarlo contra él.

Se miraron unos segundos a los ojos y pronto el omega bajito plantó un casto beso en los labios del contrario. –Has traído el dinero, ¿verdad?– El alfa asintió lentamente sonriendo de lado haciendo que el contrario sonriera con aún más travesura y acercó nuevamente su cara al hombre susurrando. –Entonces a la diversión.

Agarró la mano del chico despegandose de la pared, guiando sus pasos entre el mar de personas hasta llegar a los lugares más oscuros de esa ciudad que se veía plagada por la felicidad, los vívidos colores y la diversidad de personas.

Pronto un gemido ahogado salió y las respiraciones mezcladas se hicieron presentes, alzó la mano buscando algo específico, el más alto solo agarró su mano y la apretó, bajandola sin dejar esa búsqueda continuar.

Cerró los ojos.

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⏰ Last updated: Apr 17 ⏰

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Dancing fire. [RadioApple]Where stories live. Discover now