Una gata y un ratón

260 34 5
                                    

Acabar infiltrado como policía en una cárcel para mujeres no era precisamente lo que Senku planeaba hacer ese año, pero estaba dispuesto a todo con tal de atrapar al bastardo de Ibara, que no dejaba de amenazar a su familia y casi había logrado matar a su padre, dejándolo en un coma del que aún no despertaba.

No confiaba en la policía para ser lo suficientemente eficiente como para encontrarlo rápidamente antes de que volviera a dañar a su familia, así que él mismo y sus amigos iban a darse a esa tarea, y la mejor pista que encontró Ryusui y su equipo fue la de una mujer que era básicamente la prostituta favorita de Ibara, y que conocía la ubicación de todas sus propiedades y además que no le guardaba mucha lealtad como para no hablar.

El problema era que lo único que sabían de esa mujer era que estaba en esa cárcel (y que por eso Ibara no se había molestado en eliminarla) y que tenía una cicatriz.

Sabían que era posible que Ibara tuviera contactos entre los policías o las reclusas de esa cárcel, así que no podían ir libremente por ahí preguntándole a todas las mujeres con cicatriz si conocían todas las propiedades de Ibara, así que Senku, Ukyo y Gen decidieron infiltrarse como policías, cosa bastante fácil por los contactos de Ryusui, y así podrían tomarse su tiempo en investigar discretamente cuál era la mujer que conocía a Ibara.

—A Ibara le gustan las mujeres jóvenes y hermosas~ —dijo Gen mientras se paseaban por los pasillos de la prisión ya en sus uniformes policiales—. Es verdad que hay muchas chicas con cicatrices aquí, pero podríamos intentar buscar entre las más hermosas primero.

—No sabemos qué tipo de mujer él considera "más hermosa" —murmuró Ukyo con una mueca de disgusto por tener este tipo de conversación sobre mujeres.

—Creo que su gusto es bastante típico. Joven, buen busto, buenas piernas y cadera, una cara bonita, no es tan difícil~.

—Ayudaría mucho saber en qué parte tiene la cicatriz —masculló Senku, rascando su oído con fastidio.

—Lo único que sabemos es que la cicatriz es algo muy distintivo de ella —le recordó Ukyo—. Así que seguro no es una cicatriz pequeña o que pase desapercibida, debe ser algo bastante llamativo.

—Bueno, eso debería ayudar~. Hermosa, jovencita, buen cuerpo y con una cicatriz que llame la atención~.

—Bien, sean discretos. —Senku ajustó su gorra policial para que contuviera bien su cabello—. Cumplan sus labores asignadas por los superiores, no llamen la atención, pero empiecen a investigar de inmediato. Mientras antes sepamos quién es la mujer, mejor. No hay tiempo que perder. —Cada segundo era crucial.

Debían atrapar a Ibara lo antes posible para que no volviera a lastimar a nadie en su familia. Lillian y sus hermanos contaban con él, y sabía que su padre pronto despertaría y se sentiría orgulloso de que él fuera capaz de proteger a la familia.

Con eso en mente, empezó a patrullar tranquilamente a través de las celdas, mirando a todas las reclusas, buscando las características que Gen mencionó.

Vio muchas con cicatrices, grandes y pequeñas, sobre todo en las manos, pero nada muy llamativo, tampoco es que todas parecieran sacadas de revistas de supermodelos, así que no muchas cumplían un alto estándar de belleza, aunque él tampoco era el mejor para juzgar eso ya que normalmente le daban bastante igual las mujeres hermosas.

Sin embargo, pronto se topó con una mujer que era innegablemente bonita, con un cuerpo delgado y voluptuoso objetivamente atractivo, y además rubia con ojos azules... o con un ojo azul, porque su cicatriz la tenía atravesándole el ojo izquierdo, de la frente a la mejilla, y el ojo izquierdo totalmente blanco.

Semana SenHaku 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora