📜CAPITULO III📜

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Jimin dio un giro sobre sus tobillos, apenas terminando de guardar la carta en uno de los pequeños sobres que su mamá le dio, aplanando el pequeño pájaro de papel para que cupiera correctamente.  Estaba aprendiendo hacer origami y quería mandarle a su papá ese gran logro.

Sus ojos se fijaron en Hoseok, el doncel le sonreía, mientras sus manos y sus sentidos estaban enfocados y alertas en su pequeño hijo.

Yoongi estaba sobre una colchoneta gruesa, dando vueltas y evitando poner esfuerzo de más en sus movimientos por la flojera de tomar sus mordederas -Esas que servian para aliviar esa fastidiosa sensación en la boca- al bebé le estaban saliendo ya los dientes y la comezón molestosa en su encía le hacia berrear.

Yoongi no era de llorar, pero si de molestarse con todo y todos, cuando le daban calenturas o cólicos y aún más cuando tenia hambre.

Jimin se acerco al bolso de su mamá y dejo la carta ahí, para poder acercarse a su progenitor y a su pequeño hermano.

Hoseok había abandonado su puesto como repostero principal de su pequeña pastelería cuando su embarazo avanzo y dio a luz, sin embargo lo retomo tres meses después de que Yoongi nació, por lo general llevaba a sus hijos al trabajo y mientras horneaba o prepara postres fríos, los infantes se quedaban en el pequeño cuarto que había habilitado para los hijos de sus trabajadores, sin embargo muchas veces su hermano Jongin y su esposo Chanyeol se quedaban con ellos para cuidarlos y se pasaban por su tienda cuando le tocaba cerrar o cuando Jimin quería comer algo dulce y eso era casi siempre.

      —¿No tienes hambre?—. Pregunto Hoseok, tomando la mano de Yoongi para entregarle el chupón que se le había caído.

Jimin admiro nuevamente a su mamá. Como siempre lo hacía, Hoseok siempre estaba atento a ambos, dándoles el mismo amor y la misma atención que necesitaban. El mayor no mostraba preferencias hacia alguno, los niños no se podían quejar del muy sincero y grandioso amor que les brindaba, al contrario ambos hermanos se sentían realmente felices y orgullosos de tener a un progenitor tan atento y dulce.

Sin embargo les hacía falta ese lado torpe y fuerte de su padre, ese hombre que sería capaz de vender un dragón para mantener a salvó a su familia. Y estaba bien, su papá era perfecto aunque a veces fuese tan torpe o descuidado. Jungkook y Hoseok eran perfectos siéndolo solo ellos, pero estando juntos eran invencibles.

Ojalá su padre volviera pronto. A Yoongi y a él les hacía falta.

        —¿Jiminie bebé?.

Jimin mpsalio de sus pensamientos, mirando avergonzado al mayor, pues por estar ocupado pensando había olvidado que esté amablemente le hizo una pregunta.

Su estómago gruñó suavemente y Hoseok no dudo en reír un poco cuando vio las mejillas rojas de Jimin y como este se intimida.

Jimin asintió torpemente con la cabeza aun sonrojado.

         —¿Huevos revueltos con tocino? ¿Mermelada y pan? ¿Tortitas y jugo de naranja? ¿Ramen?—. Preguntó el mayor poniéndose de pie y abrazando a su hijo menor para acomodarlo en medio del colchón redondo del piso junto a Jimin, quien no dudo en acercarse aun más al bebé.

Jimin medito un momento, levantando sus brazos de forma decidida cerca de su cabeza y apretando sus puñitos.

        —Todo.

Hoseok sonrió ante el pequeño glotón y camino hacia la cocina no sin antes dejar un suave beso en la frente a sus dos hijos.

Jimin se quedo junto a Yoongi, cuidando a su pequeño hermano, sabía que cuando mamá Hoseok estaba ocupado él tenia la responsabilidad de vigilar al menor. Y estaba bien él le prometió a su papá Jungkook que los protegería.

Él era guardián de Hoseok y Yoongi mientras su papá no estuviese.

Yoongi le miro desde su lugar, removiendo su cuerpecito con enormes risas, le gustaba mucho su hermano Jimin, aunque a veces esté le quitara su saco de babas, ese niño con el sol pegado a su cabeza que venia a jugar con Jimin pero, le pertenecía a él.  Quien obviamente era Taehyung.

Jimin sonrió dándole un beso a la rechoncha y palida mejilla de su hermanito, luego le entendió su mano para que éste pudiese manipularla a su antojo, dejando caer el chupón a un lado suyo.

Miro de reojo a su mamá. Hoseok tarareaba una canción sin ocultar esa sonrisa tan triste - ahora muy típica en él- mientras caminaba de un lado a otro moviendo trastes y ingredientes. 

Esa canción era la que su papá le cantaba a su mamá cuando estaban juntitos y abrazados.

Cuando papá Jungkook besaba mucho rato a mamá Hoseok, le acariciaba el cabello y lo recostaba en su pecho, cómo lo hacían con el.

Suspiró, bajando la mirada. Yongi le observo con esos ojitos gatunos llenos de curiosidad, quizás él no entendía lo que sucedía, porque aun era pequeño, pero podía fácilmente notar la tristeza en el rostro de su hermano mayor, esa que muchas veces se le escapaba a su mamá.

Y también sabía que algo le hacía tanta falta como a Jimin y Hoseok. Aun estaba ese vacío inconforme que le daba una sensación de molestia y abandonó.

Jimin trato de sonreírle a su hermanito, sentía muy feo su corazoncito al saber que él al menos conocía s un papá, pero Yongi no.

Ojala su papá volviera pronto.

Ojala su papá volviera pronto

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SE BUSCA_JUNGHOPEWhere stories live. Discover now