Cap. 21- Algo más.

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—Oh, ya veo —dijo menos nerviosa que antes, balanceando su cuerpo de un pie a otro—. Yo también soy francesa, aunque perdí el acento con los años, pero no olvidé mi idioma.

Fabrice, sonrió amplio al escucharla. Era tan parecida a su madre.

—¿Cuántos años lleva en Inglaterra? —dijo jugando con el borde de su vaso, no quería mirarla de más e incomodarla.

—Mhm… bueno, prácticamente nací aquí. Mi madre se vino embarazada de mí, así qué unos veintiséis años, casi.

—¿Se alojaron en la ciudad? —no quiso sonar invasivo, pero tal parecía que a Emily, no le molestaba.

—No. En un pequeño pueblo a las afueras, un lugar de unos cinco mil habitantes. De esos lugares en los que todos conocen a todos. —cuchicheó algo divertida.

Jamás pensó que pudiera mantener una conversación así con su profesor, con el que de cierta manera se sentía extraña.

—Imagino que no fue difícil hacer amigos. —bebió otro trago.

—De hecho, sí lo fue —no pasó por alto el cambio en su voz—. Pero logré hacerme de una amiga; Sophie, ella ahora es una mamá muy feliz. —sonrió.

—¿Ah, sí? —elevó sus cejas con interés. Cualquier cosa solo por seguir escuchándola.

—Sí. Fue madre de unas gemelas preciosas. Me prometió que sería madrina de una de ellas, aunque más bien, se lo exigí. —dijo divertida recordando.

—¿Ella se quedó en el pueblo?

—Sí. Se enamoró perdidamente de un hacendado de allí, Thomas, y no es secreto para nadie que él se muere por mi amiga —río divertida con su cotilleo—. Así qué allí se quedaron viviendo junto a sus retoñitos.

—Debes extrañarla. —mencionó.

—Mucho. Pero me hace feliz que ella sea feliz, aunque esté lejos —suspiró—. Volveremos cuándo bauticen a las peques, que será dentro de poco.

—¿Usted y su novio?

—Resulta que somos todos familia —por alguna razón había comenzado a sentirse con más confianza junto a su profesor. Tal vez necesitaba entablar una charla amena—. Patrick, mi novio, es hermano de Thomas, la pareja de Sophie. Fue básicamente por ella, que los conocí, ella comenzó a trabajar allí como institutriz y al tiempo comencé a trabajar en la cosecha del vid. La verdad creí que jamás saldríamos del San Sebastián. —suspiró recordando. Si tan solo supiera que le estaba contando sus vivencias a su propio padre.

—¿Qué es el San Sebastián? —cuestionó y deseó morderse la lengua antes de hacer la pregunta. Bien sabía la respuesta.

—Dónde crecí y también dónde conocí a Sophie. Es… un orfanato junto a un instituto educativo. —susurró sintiéndose triste.

El hecho de recordar que había perdido a su madre y que jamás le había importado a su padre, siempre le dolía.

—Lo lamento, creo que no debí preguntar eso. —«Idiota»—se reprendió a sí mismo.

—No se preocupe —musitó y sonrió en una mueca—. El que yo creciera ahí no es su culpa —«Si tan solo supieras, Emily»—pensó con pesar, Fabrice—, de hecho allí conocí a una de las mejores personas de este mundo. Sophie, es la hermana que me regaló la vida. Y también fue lo que me llevó a conocer al hombre que amo. Todo lo que vivimos y sufrimos es lo que nos lleva a dónde estamos ahora, lo que nos hace lo que somos —filosofó con su propia vida. Y mucha verdad tenían sus palabras—. Así qué no me puedo quejar, tengo a las personas que quiero conmigo, amigos que me quieren, un novio maravilloso, estoy estudiando la carrera que amo, soy tía… así qué, soy feliz. No necesito más.

Contigo, siempre | Mi Luz (libro 2)Where stories live. Discover now