Contigo, siempre | Mi Luz (libro 2)

Cap. 20- Contacto.

—Baja —ordenó y Emily, lo hizo sin comprender. ¿Acaso estaba molesto? Lo vio subir de nuevo—. Sube.

—¿Qué?

—Sube, Emily. —volvió a ordenarle y el deseo que se reflejó en su mirada azul, fue suficiente respuesta para ella.

Ella no era la única excitada por la situación. Sin demorar más, se subió y ambos se colocaron los cascos para emprender marcha al departamento de Patrick.

El trayecto fue más corto de lo que en realidad parecía. Las luces de la ciudad pasaban una tras otra, mientras ella se aferraba a la cintura de Patrick, sintiendo cada perfecto músculo bajo sus manos. El respirar de Patrick, era despacio y pausado, pero bien sabía que estaba conteniéndose. Le hubiera gustado ser más atrevida y acariciarlo cómo él había hecho con anterioridad, pero temió de verdad que pudiera hacerlo perder el control.

Pronto se encontraron en el estacionamiento subterráneo del edificio, y siendo llevada de la mano, Patrick, la condujo hasta el interior del ascensor y la acorraló contra la esquina una vez las puertas se cerraron a sus espaldas, haciéndola consciente de su excitación.

Se apoderó de su boca con la misma hambre que siempre nacía en él, por su causa. Era imposible que después de su provocación fuera a quedarse quieto y menos saberla excitada por su causa.

Emily, coló sus manos entre las hebras de sus cabellos negros y tiró de ellos, cuando Patrick, presionó su dureza contra su intimidad. Ella jadeó.

—Tú sí sabes cómo salirte con la tuya. —gruñó en su cuello, besando y lamiendo esa zona.

—Tú empezaste, yo solo te seguí en el juego. —jadeó nuevamente sintiendo que cada sensación que le provocaba, le quemaba la piel.

—No sabes cómo amo que seas así —dijo con la voz extremadamente ronca—. Provocadora.

—Incitador. —dijo con una sonrisa maliciosa.

Patrick, la miró a los ojos que refulgían deseosos cómo los suyos y volvió apoderarse de su boca y Emily, a desordenarle el cabello.

—Buenas noches, señor Patrick; Emily. —saludó su vecina del piso de abajo de su departamento, una vez las puertas del ascensor se abrieron en algún piso.

—Señora Gibson —saludó Patrick, acomodándose y cubriendo a Emily, cuándo supo que su vecina había ingresado acompañada de alguien más—, ¿Cómo se encuentra?

—Muy bien, gracias por preguntar. ¿Ustedes? —cuestionó algo divertida.

—Estamos bien —respondió ocultando su sonrisa. Emily, se acomodó sus prendas y cabello—. ¿Lista? —le susurró y ella asintió y se acomodaron cómo se debía en el reducido espacio.

—Por cierto, él es mi nieto, Dean. —presentó al joven junto a ella.

—Abuela. —protestó a cambio el adolescente.

—Saluda. No seas irrespetuoso. —reprendió igual que a un niño.

—Hola. —dijo resignado a obedecer y se sonrojó cuando Emily, le devolvió el saludo y palideció cuándo se percató de la mirada de su compañero. Para su suerte las puertas del ascensor se abrieron en su piso y descendió con rapidez.

—Hasta mañana, jóvenes. —se despidió su amable vecina.

—Hasta mañana, señora Gibson. —se despidieron y una vez volvieron a cerrarse las puertas, Emily, río.

—Asustaste al pobre muchacho. —dijo abrazándose a él.

—No le dije nada. —le restó importancia.