Parte 1

19 2 5
                                    


La velocidad del coche le daba vértigo. No se atrevía a decirle a aquel hombre iracundo que la estaba asustando. ¿Qué era aquello tan malo que había hecho para que la reprendiera de tal manera? Solo le quedaba agarrarse a la puerta del vehículo y esperar que la escena terminara.

—¡¿Ves normal lo que has hecho?! —gruñó—. ¡Siempre tengo que estar pendiente de ti!

Éste tenía los ojos salidos de las órbitas cuando apartó la mirada de la carretera para plantarla en ella, con la mandíbula desencajada y la cara roja. Una mano fuera del volante la amenazaba en forma de garra.

La niña se encogía esperando un golpe, que ese hombre descargara la ira contra ella y pasara el miedo que sentía. No había rastro del cariño y jugueteo que había dirigido otras veces a la pequeña.

Notaba cómo empezaban a temblarle las piernas, una presión en el pecho que le impedía respirar con normalidad y una de sus manos sujetaba en un puño su camiseta por los nervios.

Los gritos carecían de sentido, no era capaz de asimilar las palabras que la avasallaban, cada una era un golpe tras otro en el corazón, porque prefería llevarse una paliza al dolor que le producía que la persona que más quería en el mundo se encontrara en dicho estado.

De pronto sintió algo nuevo. El asiento del copiloto donde estaba sentada y su ropa estaban empapados. ¿Era posible para ella gestionar tanta humillación? Había conseguido aguantar las lágrimas todo el trayecto, sabía que llorar lo empeoraría todo. Pero eso no se lo esperaba. Ninguno de ellos se lo temía. El miedo se hacía más grande, ya que estaba esperando la reacción de su acompañante.

–Sal del coche, anda –murmuró con cautela, tal vez consciente por fin de lo que había causado, para sorpresa y alivio de la chiquilla–. Ya hemos llegado.

Por si no fuera suficiente la reprimenda en el coche, al llegar a casa y asearse, la niña se encerró a oscuras en su habitación. En ese momento no le importaban los monstruos de las sombras que tanta ansiedad le producían. Sea cual fuere aquello tan censurable que había hecho y desconocía, no volvería a ocurrir si se castigaba a ella misma, pensó entre lágrimas.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 10 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Todas las cartas que te dediquéWhere stories live. Discover now