La última invocación

Capítulo 1: De otro tiempo, de otro lugar.

Caminaban en silencio, era obvio que había mutua desconfianza. Además de que el extraño estaba esposado, lo cual no ayudaba a aliviar los ánimos tensos entre los presentes. Sin embargo, era un procedimiento necesario ya que no sabían nada el uno del otro y resultaba imposible confiar plenamente en alguien con circunstancias como las suyas.

-Ya podrían cuando menos decirme sus nombres, o que fue eso de hace rato – decía por lo bajo el forastero. El suceso al cual hacía referencia era el hecho de haber sido esposado en sí. Sin embargo, esto no era, por sí solo, suficiente para sorprenderlo; fue el hecho de que las ataduras parecían ser un simple cable de acero que, si bien no estaba atado o sellado por ningún lugar, se encontraba fuertemente unido a sus manos.

Por lo que había escuchado, el que parecía ser de más alto rango entre ellos le había ordenado a uno de sus compañeros que tomara un cable de por ahí y lo restringiera con su magnetokinesis. Y fue esto último lo que causó sorpresa, al ver como efectivamente el pesado trozo de metal se elevaba por los aires para terminar alrededor de sus manos, donde formo una unión bastante sólida. Si su conocimiento de etimologías no lo engañaba, magnetokinesis significaba que controlaban la gravedad. Sin embargo, no pudo corroborar el dato por culpa del hermético silencio que guardaban sus captores.

Si bien entendía la necesidad de restringirlo, ya que por su mente definitivamente había cruzado la idea de escapar, simplemente lo veía un esfuerzo inútil dada la situación. ¿Qué oportunidad podría tener él contra personas desconocidas que alegaban poder manejar la gravedad a su antojo? Sin duda su poder no era lo suficientemente grande para restringirlo a él directamente, pero si podían hacer eso con un cable acerado que debería pesar un par de kilos, nada aseguraría que no fueran capaces de arrojarle algún escombro de los muchos que abundaban por ese basurero. Sin embargo, la situación perdía su tinte de tensa y rápidamente se volvió un viaje aburrido por un páramo gris lleno de desperdicios y basura tecnológica. Una travesía que llena de incertidumbre y dudas no hizo sino despertar la curiosidad del extranjero.

-Cuando menos cuéntenme algo de este lugar. Yo creo que ya quedo claro que no soy una amenaza ni parte de esas dictaduras o teocracias que mencionan. Si me van a acusar de pertenecer a sabrán los cielos que cosas, cuando menos infórmenme que son todas esas palabrerías – continúo diciendo.

-Vamos, al menos déjenme suelto, esto seguramente vaya en contra de mis derechos humanos. ¿O es alguna cámara escondida? Algún programa de televisión barato, tengan por seguro que los denunciare en cuanto pueda a menos que me den una muy buena compensación. ¿No podíamos al menos ir en vehículo? Es horrible caminar por aquí con mi calzado, me duelen los pies y este basurero no parece tener fin. ¿Cómo lograron ese efecto de atar mis manos con un cable sin tocarlo?

Y al parecer su constante molestar dio resultado. O quizá fuera también el aburrimiento de sus captores ya que uno de ellos respondió.

– La Tecnocracia Nox Machina, un montón de chiflados que adoran a las maquinas, la tecnología y todo lo que brille. Básicamente si no tienes el dinero para mejoras, no eres digno del cielo, sea lo que eso signifique. Y la Dictadura Donnée, otro montón de locos que solo creen en el poder. En su poder militar, para ser exactos. Ahora cállate antes que me hagas restringirte esa boca tuya con alguna basura de por ahí. Nos falta poco para llegar y me estas poniendo los nervios de punta con tus cosas extrañas de cámaras escondidas o programas de televisión.

Conforme el escolta decía estas palabras se comenzaron a adentrar en lo que parecía ser una ciudad pequeña, o los remanentes de esta. Poco a poco se veían pequeñas construcciones que fuesen los restos maltrechos de lo que fuese una casa pero que sorprendentemente estaban habitadas. No muy lejos del comienzo del pequeño poblado se vislumbraba una estructura que resaltaba de entre el resto de pequeñas chozas donde se asomaran curiosas algún par de cabezas. Este edificio tenía forma de media esfera con protuberancias alrededor de su circunferencia rematado con una afilada punta en la parte superior.