Capitulo 1 "La Rosa, el Reloj y el Recuerdo"

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Caelum, príncipe del reino de Obscuria, observaba cómo su amada madre quedaba prisionera en el espejo del palacio, tras la pérdida de su hermano menor, Astraeus, quien había fallecido por una enfermedad días atrás.

"Madre, despierta, por favor", suplicaba Caelum desde atrás, mirando la figura de la reina, incapaz de apartar la mirada de aquel reflejo.

El rey Reginald, su padre, entró contemplando a su esposa mientras Caelum continuaba implorando que ella lo mirase o reaccionara.

"Mi amado hijo, tu madre está perdida en ese mundo de deseo que le impide apartar su mirada y vernos", dijo con dolor, acariciando la espalda de su hijo.

"Ella no despertará, por más que lo intentemos, hijo mío", expresó Reginald, mirando con tristeza la figura de su esposa antes de retirarse del lugar.

Caelum, decidido a no rendirse, corrió hacia la biblioteca del primer rey nocturno, Edgar el mago, conocido por su habilidad para la magia y su liderazgo y pasión por el reino.

"Revisar cada libro llevará meses", murmuró, algo apenado, al iniciar su ardua tarea. Libro tras libro, Caelum descubría maravillas, pero nada que pudiera liberar a su madre. Exhausto y con la vista cansada, observó un busto de su antepasado Edgar. Debajo, escrito en letras extrañas, decía:

"Qui aliquid cupit recuperare quod speculum ei sumpsit, debet suam intelligentiam solvendo aenigma ostendere". ( Aquel que desea recuperar algo que el espejo le arrebato debe mostrar su inteligencia resolviendo mi enigma)

Y justo debajo, en cursiva y letras brillantes, se leía el enigma:

"En el valle de las sombras olvidadas, un viajero encuentra tres objetos mágicos: una rosa eterna, un reloj que retrocede y un espejo que muestra recuerdos. Cada objeto tiene el poder de revivir algo perdido, pero solo uno puede ser elegido para el viaje. La rosa puede devolver la vida a un amor perdido, el reloj puede regresar al momento antes de una gran pérdida, y el espejo puede revivir la memoria de un ser querido. No obstante, el sabio del valle advierte: 'Para avanzar, uno debe soltar lo perdido'".

El joven príncipe leía y releía el enigma, intentando descifrar algo más allá de las palabras, hasta que se dio cuenta:

"La respuesta es el espejo que muestra recuerdos. Los otros objetos alteran de alguna manera lo ocurrido en el pasado, pero ver los recuerdos, aceptarlos y dejarlos ir no cambia nada; al contrario, ayuda".

Como si las palabras del príncipe fueran una llave, el busto se abrió, revelando un pergamino:

"Aquel atrapado en el espejo debe hacer como en el enigma y soltar aquello a lo que se aferra para poder entrar y ayudar. Para asistir a alguien, debes dibujar con tu sangre una estrella de ocho puntas con un hilo cortado en su interior".

Caelum leyó el pergamino con determinación y se dirigió al espejo donde estaba su madre, siguiendo las instrucciones. Pero en la parte posterior del pergamino había algo más escrito:

"Antes de ayudar, deberás aprender a soltar tú también".

Caelum apareció en un lugar oscuro donde solo podía oír una tos, la misma de su hermano en sus días de enfermedad. Ante sus ojos, surgió la imagen de su hermano mellizo acostado en la cama, con la piel aún más pálida de lo habitual y sus ojos cansados y adoloridos.

"Hermano, no me dejes", pedía Astraeus, mirándolo con dolor. "No te vayas, quédate conmigo", suplicaba mientras su voz parecía débil.

Caelum se quedó paralizado. Su razón le decía que ese lugar no era real, mientras su corazón le aseguraba que sí lo era, que su hermano estaba bien y a salvo. Con pasos lentos, se acercó y lo observó. "¿Astraeus?", la voz de Caelum temblaba, mirándolo sin entender aún lo que ocurría.

Claro, puedo integrar y mejorar ese párrafo para que fluya con el resto del texto. Aquí tienes la versión corregida:

"Sí, soy yo. Ven, leamos juntos", dijo más animado el joven frente a él, extendiendo su mano hacia Caelum. El príncipe se sintió tentado a tomar la mano de su hermano, pero las palabras del enigma resonaron en su mente: para avanzar, debes soltar lo perdido.

"Mi hermano murió; tú no eres él, solo eres una ilusión de mi corazón", dijo Caelum, alejándose. La figura de Astraeus en su cama desapareció, dejando solo a Caelum mirando al vacío.

"Ese era tu deseo más profundo, ¿por qué lo dejas ir?", preguntó seriamente una voz de un ser invisible.

"Porque ese no es mi hermano. Aunque amo a Astraeus y extraño su presencia, mi deber como su hermano es proteger su memoria. Aferrarme a esto sería un insulto a mi hermano y a su vida", respondió Caelum con firmeza.

El ser invisible se quedó unos segundos en silencio. "Nadie había sido capaz de soltar algo que su corazón anhelara tanto", murmuró. "Tu amor por tu hermano es increíble, pero aún tengo más pruebas que hacerte para dejarte ir con tu madre."

Después de unos segundos, Caelum vio cómo una luz brillante y cálida se abría paso. Estaba en el jardín del palacio y veía las figuras de su madre, padre y hermano. El olor de las frutas era como el verano, dulce y cálido.

Su padre se voltea. "Caelum, ¿encontraste la pelota?", pregunta sonriente, esperando su llegada.

Astraeus mira a su hermano. "Venga, quiero seguir jugando contigo", dice con una sonrisa.

La reina Astra los observaba con amor y felicidad, pero la mente de Caelum estaba bloqueada. Recordaba ese día y cómo jugaban todos juntos.

"Esto no es real, esto no es real", decía mientras apretaba los ojos e intentaba no caer en la ilusión.

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⏰ Last updated: Apr 04 ⏰

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