06: Hospital Y Adicciones

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El rugido de los motores se desvaneció en la noche mientras Aidan y sus amigos llegaban a casa después de haber pasado unos buenos días como "amigos" . La euforia de la diversión se disipó lentamente mientras Aidan caminaba hacia la puerta de su casa. Con cada paso, el peso de su realidad se volvía más abrumador.

La puerta se abrió con un chirrido, y Aidan se encontró con la oscuridad de su hogar. Sus amigos se despidieron con murmullos de diversión, dejando a Aidan solo en la penumbra de su casa.

Cerró la puerta detrás de él y se encontró con el silencio que lo rodeaba. La soledad se cernía sobre él, pesada y aplastante. Caminó por el pasillo hacia la sala de estar, nadie se encontraba en casa.

El corazón se hundió en su pecho mientras se daba cuenta una vez más de que su madre apenas se preocupaba por él. Nunca pasaba en casa y cuando lo hacia se sentaba en el sofà a ver un programa sin importancia, a duras penas sabía que tenía un hijo. Se sentía como un extraño en su propia casa.

Subió las escaleras hasta su habitación, deseando escapar del poco amor que le tenía su madre. Pero al abrir la puerta, fue recibido por una ola de dolor aplastante. Las fotografías en la pared, los recuerdos de su infancia feliz, solo servían para recordarle lo que había perdido.

Se dejó caer en la cama y cerró los ojos, deseando desaparecer, deseando que todo fuera diferente. Pero la realidad siempre estaba ahí, esperando en las sombras.

Un impulso desesperado lo llevó a abrir el cajón de su mesita de noche. Sacó una botella de pastillas y tembló al sostenerla en su mano. La tentación de escapar, de adormecerse ante el dolor, era abrumadora.

Sin pensarlo dos veces, tomó un puñado de pastillas y las arrojó a su boca, lavándolas con un trago rápido de una bebida energizante qué tenía en su habitación. La oscuridad lo envolvió mientras las drogas empezaban a hacer efecto.

Cayó al suelo, su respiración entrecortada, su corazón latiendo furiosamente en su pecho. Cada latido era un recordatorio de su dolor, de su soledad abrumadora.

Justo cuando estaba a punto de desmayarse, el sonido de su teléfono rompió el silencio. Con dedos temblorosos, logró contestar la llamada.

"¡Aidan! " La voz de una chica resonó en sus oídos, llena de entusiasmo. "¿Quieres salir mañana? Estaba pensando en ir a un parque te diversiones "

La voz era familiar, pero no pudo identificarla en su estado de confusión. "¿Quién eres tú?" preguntó débilmente.

"Soy Camille..." dijo en un tono preocupado "¿Dónde estás? ¿Necesitas ayuda?"

Aidan no pudo contener un suspiro de alivio al reconocer el nombre. "Por favor, ayúdame, debajo del tapete de mi casa hay una llave de repuesto", murmuró, apenas capaz de hablar.

Sin hacer más preguntas, Camille colgó y Aidan se aferró a la promesa de ayuda que había ofrecido. Con un último esfuerzo, logró arrastrarse hacia la puerta, esperando que ella llegara antes de que fuera demasiado tarde.

El sonido de pasos apresurados resonó en el pasillo, y Aidan levantó la vista para ver a Camille corriendo hacia él. La preocupación estaba escrita en su rostro mientras se arrodillaba a su lado.

—Vamos, Aidan— dijo suavemente, ayudándolo a ponerse de pie. —Te llevaré al hospital.

Con su ayuda, Aidan logró llegar al auto de Camille, donde se desplomó en el asiento del pasajero, su cuerpo temblando con el esfuerzo. Mientras ella conducía hacia el hospital, Aidan se aferró a la esperanza de que esta vez, alguien se preocupara lo suficiente como para ayudarlo.

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Después de dos días en el hospital, Aidan finalmente recibió el alta. Se sentía débil y vulnerable, pero al menos estaba vivo. Camille había estado a su lado todo el tiempo, cuidándolo con una dedicación que lo conmovía.

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⏰ Última actualización: May 06 ⏰

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Behind The Smoke | Aidan Gallgher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora