"Every time a Targaryen is born, the gods toss the coin and the world holds its breath, waiting to see which way it will fall, greatness or madness."
El cabello rubio blanco oculto bajo un falso castaño oscuro. Ojos y rasgos Valyrios plasmados en su...
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297 D.C.
Mirando hacia una gigantesca muralla de hielo, tan larga que no se podía distinguir hasta dónde extendía y tan alta que nadie podría escalar hasta la cima. Ojos azules profundos como el hielo lo miraban fijamente hasta que desvío la mirada y se encontró con símbolos antiguos plasmados en piedra pero también sobre la nieve, brazos y piernas alineados en espiral. Sintió un frío helado que lo congeló hasta sus huesos, sobre su cabeza caía una ventisca de nieve. Después escuchará un sonido disperso, choque de espadas, escudos y lanzas, vio como los arcos y antorchas brillaban con un fuego intenso. Cuando se giro, encontró pilas de cadáveres, cientos de rostros que no conocía. En su mano tenía una espada con el filo de un metal más liviano y resistente. Detrás de él, siluetas de miles de personas peleando contra sombras, entre ellas, logró distinguir, una cabellera rojiza como las llamas, un rostro azul gélido y una melena tan blanca como la nieve. Una silueta oscura con enormes alas pasaba por encima de él. Y por último escucho una palabra que no logro entender qué significaba.
—Dracarys.
Y una voz femenina lo llamaba, una y otra vez.
—Daeron... Daeron.
Daeron abriría los ojos, no sabía cuanto tiempo se había quedado dormido pero aquel sueño lo sintió muy largo, como si hubiera dormido por horas. Él mismo se sentía un poco cansado y confundido por aquellos sueños. Así es, no es la primera vez que sueña cosas extrañas y en cierto modo, perturbadoras, a veces estos sueños aparecen cada cuatro o cinco días, en quincenas o en meses pero siempre se trata de lo mismo y él no logra entender por qué soñaría todas esas cosas. Y sintió una mano sacudir su hombro, esta vez escuchó claramente su nombre.
—Daeron.
Y él se giró para encontrar a una mujer mayor que él. Quien usaba una capa con capucha y tenía en sus manos una antorcha
—Madre. —dijo sorprendido. —Creí que volverías mañana, después de que el sol saliera.
—Si. Eso fue lo que les dije a los demás aquí, en Mole's Town. —respondió Elynda, quien ahora ya se veía mucho mayor, tenía arrugas cerca de sus ojos y unas cuantas canas que estaban empezando a salir. —Empaca tus cosas, lo más que puedas. Debemos irnos antes de que se den cuenta. Levántate Daeron.
Daeron frunció el ceño, confundido. —¿Irnos? ¿Por qué? —cuestionó, preocupado al ver como su madre rápidamente guardaba más cosas en las bolsas. —Madre. ¿Qué está pasando?
Elynda se giró a mirar a Daeron y tomó con sus manos las frías mejillas del chico. —Aquí ya no es seguro para nosotros. Tenemos que irnos lo más al sur que podamos.
—¿Por qué no es seguro? ¿Qué es lo que sucede? ¿Acaso alguien te amenazó? Porque si fue así, juro que...
—No Daeron. — lo interrumpió.-Escucha, no hay tiempo para explicarte el porqué, debemos irnos ahora que Mole 's Town duerme.
