Capítulo 3: Ojos de gato

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Desirel tocó a la puerta negra un par de veces, y retrocedió. Sus piernas le ardían, y notaba una horrible punzada atravesando sus rodillas. Miró a ambos lados de la callejuela, antes de volver a golpear. La lluvia había parado al fin. Una sirena de policía hacía eco por el lugar, perdiéndose con el rumor del viento. Desirel miró hacia arriba, a la única ventana, casi pegada a la pared. Estaba a oscuras del otro lado. Pero en realidad, siempre estaba así. Tras lo que pareció una eternidad, Desirel apoyó las manos y la cabeza en la puerta, y cerró los ojos con fuerza.

—Por favor Dalmany, abre—rogó en voz baja.

Un ruido en la esquina lo hizo voltear al instante. Un sujeto delgado pasó caminando. Llevaba una sudadera, y avanzaba encorvado, cubriendo su rostro. Desirel volteó la mirada, y metió la mano en su bolsillo, fingiendo buscar algo. Agudizo el oído, y esperó. Los pasos se detuvieron. Trató de ver por el rabillo del ojo, dándose cuenta de que el sujeto lo miraba. Su corazón se aceleró. Dio dos golpecitos con su dedo a su ojo izquierdo, y respiró hondo.

—Sí, ya llegué—dijo Desirel en voz alta, con los ojos clavados en la puerta—. Los chicos me mandan a decir que abras. Ya vienen con las cervezas.

Desirel se quedó un momento en silencio. Giró despacio la cabeza, fingiendo desinterés. El sujeto se alejaba de nuevo. El joven sintió que su cuerpo se relajaba.

—Listo. Te espero—agregó, mirando la silueta del tipo alejarse.

Cuando lo perdió de vista, suspiró, y apoyó su espalda en la pared. Cruzó los brazos, gruñó, y su aliento formó una larga estela blanca arrastrada por el viento. Revisó en su bolsillo derecho, notando el húmedo paquete de cartón aplastarse un poco con su tacto. Ahora, sin encendedor, no servía de nada. Revisó a ambos lados de la calle, antes de volver a golpear despacio su prótesis en el ojo. Vio un destello rojo, y su visión se aclaró.

—Ey Eva, llama a Dalmany.

—Llamando—respondió una voz robótica.

Una pequeña pantalla se desplegó en su retina. La imagen de un teléfono apareció, junto con la foto de una mujer de cabello negro corto, piel clara y nariz respingada. Escuchó el timbre lento de marcación, mientras volvía a ponerse de pie frente a la entrada. Desirel pasó su peso de una pierna a otra, y metió su mano robótica en su bolsillo húmedo. Un olor a aceite quemado y pintura flotaba en la calle. Sonó un clic, y una equis roja apareció sobre la imagen del teléfono. El joven se pasó la mano libre por su cabello, suspirando.

—Enviar mensaje.

Un rectángulo apareció en su campo de visión. Dalmany estaba en línea. Desirel sintió una punzada en el pecho, revisando de nuevo su chat, con los mensajes que le había enviado, apilados uno sobre otro. El "Buenos días, espero que estés bien. Te extraño" de esa mañana. El "Te dejé las flores en la entrada. Feliz aniversario" de hace dos días. Los dos mensajes de voz antes de eso. Los "te quiero", pareciendo una súplica para que ella conteste. Todos ellos, marcados como leídos. Subió y subió más, hasta encontrar su última respuesta, casi a inicios de mes.

La leyó.

La volvió a leer. Notó un creciente frío en su pecho.

Se desplegó un pequeño icono de micrófono. Desirel se aclaró la garganta.

—Dalmany, necesito ayuda. Estoy fuera de tu departamento, por favor, ábreme la puerta. Es urgente. Te quiero.

Desirel se sintió avergonzado, viendo sus palabras transcritas. Borró la última oración del mensaje, antes de enviarlo. Luego, se quedó mirando la pantalla con una expresión agotada. Revisó una vez más a los lados de la calle. No había nadie. Las luces de la mayoría de edificios estaban apagadas, dejando solo el naranja pálido de las luminarias alejando la oscuridad. Revisó la pulsera que le puso Cuarenta y tres. Era negra, y cada pocos segundos titilaba una luz verde. Se preguntó a dónde podría ir ahora, si Dalmany no estaba. Quizá salió a una fiesta, o se fue de viaje con sus amigos. O quizá, igual que él, caminaba por una calle desconocida, buscando alguna cosa que creía, hallaría entre el concreto y las tinieblas.

Decay: El grimorio de oxidoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang