Una lágrima se desliza por mi mejilla haciendo que sus palabras me carcoman por dentro.

   —Elizabeth, ¿no me vas a decir buenas noches, mi niña? —le pregunta su abuela con voz melancólica.

   —Buena noches, abuela. Mañana hablamos, no quiero estar cerca de la señora, con todo el respeto que se merece. —murmura para empezar a subir las escaleras.

   Agacho la cabeza por la vergüenza.

   Me imagino que ahora la madre de Spencer debe pensar que soy de lo peor.

   Me limpio las lágrimas de la mejilla y levanto la cabeza para no parecer tan patética.

   La madre de Spencer se coloca en frente mío y me limpia otra lágrima que se ha salido sin mi permiso.

    —Ve a cambiarte, estás empapada y con posible resfriado. —me ordena—. Ponte una de las remeras blancas de Spencer y un pantalón deportivo de los suyos.

   Lo pienso dos veces.

   Creo que mejor debería de irme, no quiero más problemas.

   —Yo creo que es mejor... —intento decir, pero ella se gira y me mira con una mirada seria.

   —¿Por qué eres tan terca? ¿No ves que no quiero que te enfermes más de lo que ya estás? —me pregunta colocando sus manos en su cintura.

   Agacho la cabeza y asiento lentamente para dirigirme a las escaleras y subir a la habitación de Spencer.

    Entro a la habitación de Spencer y me dirijo hacia su closet. Allí busco una remera blanca y un pantalón que me sirva. Cuando termino de encontrar lo que me voy a poner, entro al baño y empiezo a desvestirme para ponerme esa ropa.

   De un momento a otro empiezo a toser y al hacerlo tan seguido, la garganta me comienza a molestar un poco.

   Al terminar de vestirme bajo hacia la cocina y me siento en la isla, mientras la madre de Spencer está haciendo algo parecido a una sopa para mi.

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SPENCER:

   Los detectives de inmediato empezaron a interrogarme. Mi abogado que llegó 20 minutos después, me trajo las pruebas para poder explicar lo que sucedió y que él esposo de Emma era un chantajaeador, abusivo y extorsionista.

   Ellos entendieron lo que hice, pero de igual forma lo vieron innecesario, ya que pertenezco al grupo de los mejores francotiradores de Corea y en este se me da la oportunidad de matar a una persona teniendo pruebas de que ese hizo algo que atentaba a mi vida y dado el caso anterior, en la editorial, cuando él hombre golpeó a Emma y a mi hermana, ya no debía de cometer un crimen más.

   —Debe pagar una suma muy alta para poder salir de la cárcel, señor Tae-moo. —son las palabras del detective.

   Miro a mi abogado y él lo hace también.

   —¿Cuanto? —pregunto sacando mi billetera y buscando mi tarjeta de crédito negra.

   El detective vacila pensando en la cantidad, mientras que deseo que hable para irme a mi casa.

    —No le pediré dinero en Wones, será en dólares. —dice mirándome fijamente.

   Me siento rectamente en la silla y luego me echo hacia adelante.

   —Acabo de decirle que cuanto es que debo pagar, no me haga esperar, por favor... —expongo cansado esperando que ya se decida en hablar.

   —18 millones de dólares, eso es lo que debe pagar o durará un año por completo en la cárcel. —menciona echando su cuerpo hacia atrás con una sonrisa—. Es obvio que usted no tiene todo ese dinero.

MI DULCE REGALOWhere stories live. Discover now