Canción asociada al capítulo: Brujería ─ El Gran Combo de Puerto Rico
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✦|•: T/N'S POV:•|✦
Segundo día en este edificio rancio, vamos a no comentar que me volví a dormir y me despertó un vecino otra vez. Eché un vistazo rápido a la lista y a la persona que tenía delante.
Hasta ahora no le había visto nunca, y tampoco me hubiera molestado si la cosa siguiera así. Tiene pinta de acosador.
─Linda, ¿eres nueva aquí?
Lo que yo te diga, vamos.
─Sí, señor Gauss, soy nueva aquí. Llegué ayer.
─¿Y ya te estás durmiendo en el trabajo? Eso no es de guardia responsable, preciosa.
Otra prueba de que si no existieran Lois, Anastacha y Francis me comían todos el coño porque me iba.
Me quedé callada y empecé a revisar todo. No me esforcé en contestar a algo que no me aportaría en nada. Pero en fin, ¿quien soy yo para juzgar? Exacto, la tipa que decide si mueren o viven a diario. Desgraciadamente, todo parecía estar bien y tenía que dejar a Izaack pasar.
Que ganas de llamar para que le hagan un centrifugado intestinal o algo, tampoco sé que pasa al otro lado del cristal.
─Entra.
Asintió y procedió a marcharse. Cuando fui a tacharlo de los que quedaban por llegar, vi que en mi mesa había un papel doblado. Me lo habría dejado él, supongo. Era su número acompañado de un corazón feo y mal hecho. Voy a denunciar a alguien un día de estos, lo juro.
Primero está Angus, que lo miro y me da escalofríos, luego este y también vi por ahí apuntada a una tal Margarette que menudo puto miedo da. Todos esos son bastante propensos a ir a juicio por, probablemente, tener niños secuestrados en su sótano.
En la lista había otros vecinos que no conozco aún, aparte de los que sí como a Gloria y a Francis. Algo me dice que ese chico va a ser mi perdición, pero no se si es mi cerebro, mi corazón o mis ganas de sexo. Es alguien muy tímido y al parecer también somnoliento, y es que me encanta, y... Y mejor olvidemos esto, me estoy pasando tres pueblos sabiendo que lo conozco de ayer nada más.
Durante toda la mañana estuve pensando en cuando llegaría, pues ayer no se me ocurrió mirar la hora. Cosa que me habría servido porque podría haber calculado cuando termina su turno. Sé que suena un poco perturbador, pero tampoco me estoy poniendo a adivinar hasta su tipo de sangre, que es lo que sí empezaría a ser perturbador de verdad.
Y al final, después de muchas llamadas al 3312 y de dejar pasar a muchos vecinos, Francis se volvió a presentar delante de mí.
Al principio lo miré, a ver si se daba cuenta él solo. No lo hizo, solo me miró un poco extrañado.
