𝖬𝖾𝗅𝖺𝗇𝖼𝗈𝗅𝗂𝖺

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Karina regresó a la casa de Nakamura Kazuha, la pelinegra la había llamado para que fuera, y esperaba que fuera importante, porque había tenido que dejar a su hermana para lo que sea que la chica quería.

—La joven Nakamura salió un momento —le dijo el mayordomo cuando entró a la casa.

Karina rodó los ojos con fastidio, ahora aquella niña la hacía esperar.

—¿Desea esperarla en la sala? —ofreció el hombre.

—Si no tengo otra opción... masculló.

Caminó por sí misma hasta la sala de estar, con intención de sentarse en el que se había convertido en su sillón favorito, individual pero amplio, y con una agradable vista al patio trasero.

Pero alzó las cejas cuando notó una cabellera castaña clara sobre el respaldo.

Alzó las cejas, ofendida, rodeó el sillón para ver el rostro de una chica joven y de rasgos muy atractivos, que alzó su mirada de ojos cafés de su celular hacia el rostro de Karina.

La castaña hizo una mueca con los labios al sentir el olor de aquella pelimorada.

—¿Pasa algo? —preguntó la castaña, en tono  desafiante.

Karina chasqueo su lengua, más que ofendida.

—¿Cómo te llamas, niña?

—Soy Miyawaki Sakura —respondió con desinterés, —¿Debería conocerte?

—En realidad no —dijo, —pero ya que estamos —se llevó una mano al pecho, —Yoo Karina.

—Oh, sí, la que dio el discurso motivador con Kazuha hace unos días.

—La misma.

Sakura asintió una vez, y volvió a mirar su celular.

Karina permaneció de pie unos segundos, al notar que la otra no tenía intención de levantarse, suspiró, sentándose en el sillón más amplio, acomodando los pies sobre el mismo.

Entre la pelinegra que la había llamado para luego irse, y aquella castaña en su lugar favorito, ya habían logrado ponerla de mal humor.

Pasaron más de diez minutos hasta que Kazuha llegó, pero apenas un minuto antes de que el auto entrara a la propiedad, la chica castaña se levantó y salió de la sala, ganándose una mirada extraña por parte de Karina.

Cuando la pelinegra apareció en el umbral notó el humor de la pelimorada al haberla hecho esperar, y tragó duro.

—¿Qué querías?

Kazuha se apresuró a sentarse cerca de ella, recordándole lo que le había dicho de comentar el estado de la omega y el de su hermana, con lo que Karina pareció relajarse un poco.

Ambas coincidían con la fiebre, el cuerpo frío, dolor muscular, y un estado somnoliento, letárgico, constante.

Y el fuerte olor a tristeza, que hacía sentir bastante mal a los demás.

Aunque parecía que Chaewon estaba más afectada, porque no tenía apetito, y pasaba todo el día en cama, caminando poco y con dificultad, a diferencia de Yunjin, que parecía más activa.

Karina hizo una mueca al escuchar que la omega estaba tan mal, y por un momento se sintió agradecida por el estado de Yunjin.

Kazuha le comentó que un médico estaba revisando a la omega, con lo que Karina finalizó con que había dejado a Yunjin a cargo de unas raritas.

Antes de seguir hablando, el mayordomo de Kazuha le aviso que el doctor debía hablar con ella acerca de Kim Chaewon.

Y de nuevo, Karina fue dejada sola en la sala, aunque al cabo de un minuto, la chica castaña volvió a aparecer, sentándose de nuevo donde estaba antes, mirando su celular al caminar.

𝖣𝖾𝗅𝗍𝖺 - 𝖯𝗎𝗋𝗂𝗇𝗓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora