𝖡𝖾𝗅𝗅𝖺 𝖣𝗎𝗋𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾

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Caminando torpemente por el pasillo, arrastró los pies hasta que llegó al comedor.

—La bella durmiente despertó —escuchó, y miró con algo de odio a la rubia que pasó junto a ella, baja y atractiva y muy parecida a Ningning para su gusto.

Un gruñido bajo hizo que la chica se encogiera un poco.

En menos de un segundo, sintió unos brazos rodearla en un abrazo, apretándola lo suficiente como para hacer aparecer una mueca en su rostro.

Enfocó su vista en el cabello morado oscuro de quien la abrazaba.

—Karina, vas a romperme —murmuró, con apenas aire por la fuerza del abrazo.

Su hermana la soltó al instante, alejándose un poco, pero aún sosteniéndola por los brazos, murmurando un "Lo siento" varias veces, mientras sonreía.

Yunjin respiró el olor familiar de la pelimorada, arrugó un poco la nariz, nunca había sido su aroma favorito, y era más fuerte de lo que recordaba.

La pelirroja asintió, sonriendo, para que Karina dejará de pedir disculpas.

—¿Qué te has hecho en la cabeza?
—murmuró, mirando aquel color rojo que la hacía ver incluso más pálida de lo que estaba.

—¿Y quién habla? Pareces una uva
—contraatacó.

Karina rió, la volvió a abrazar, Yunjin hizo un esfuerzo para devolverle el gesto, el sueño se había despejado y su cuerpo volvía a doler, así que ella sólo mover sus brazos le dolía.

Al separarse, la pelimorada frotó sus ojos, despejado una lágrimas, cosa que de alguna manera le dolió a Yunjin.

—Tienes que tomar algo —le dijo Karina, un poco más tranquila. —¿Puedes caminar? ¿Te ayudo?

Yunjin negó, por más que le hubiera servido la ayuda de su hermana quería hacerlo sola, por orgullo.

Al llegar a la mesa, se sorprendió cuando Ningning acomodó una silla para que se sentara.

—¿Quieres un té? —preguntó la pelinegra  —Normal, saborizado, con miel... O prefieres una chocolatada?

Yunjin lo pensó un momento.

—Creo que quiero algo que me haga más dulce. —Chocolatada —dijo —por favor.

Ningning asintió, fue hasta la cocina para preparar lo que le había pedido.

Al voltear, se encontró con la mirada de Karina sobre ella.

—¿Sabes cuánto te extrañamos.

"Mierda" pensó Yunjin, frunció sus labios en una mueca, sabiendo que la otra iba a empezar la conversación que no quería tener, no sabía si había creído que durarían más tiempo sin hablar del tema o qué, pero no se sentía lista.

—N-No puedo-

—Ya lo sé, Huh —la interrumpió —Dios, ¿Creías que no lo sabía? Nuestra familia es de las más importantes en Suwon, ¿Crees que no contratamos detectives privados? ¿O que no mandamos a unos cuantos a golpizas porque no querían hablar?

La pelirroja quiso desaparecer, cerró con fuerza los ojos, frotando su rostro.

—¿Por qué no nos dijiste? ¿Por qué te fuiste sin más?

Yunjin negó varias veces.

—No quería decirlo —murmuró —Es vergonzoso, es horrible, me sentía mal conmigo misma... No quería que me vieran como una vergüenza.

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