Capítulo I. ¡Espabila, hermano!

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- ¿Una fiesta sorpresa?

Algunos conceptos todavía no eran muy claros para Choso. Según entendía, las celebraciones — porque eso eran las fiestas, ¿verdad? — eran eventos que no podían pasar desapercibidos. Mucho ruido, muchas personas, mucha actividad, muchas emociones.¿Cómo ocultar algo así? ¿Estaba bien hacerlo? ¿Yuji estaba de acuerdo con eso?

- Conozco esa mirada, hermano. Estás sobre pensando las cosas nuevamente - la condescendencia en la voz y en la mirada de Esou golpeó duro a Choso.

En ocasiones se sentía como si, en vez del hermano mayor, fuera el más pequeño de todos. Había una gran cantidad de cosas que desconocía de ese mundo, de esa época, de todos esos seres que coexistían y respiraban junto con él.

Y es que debía tener más en común porque... bueno, Choso también era un ser humano, suponía.

Pero incluso Kechizu parecía entenderlos mucho mejor de lo que él lo hacía. Eran sus hermanos menores y no él, quienes se habían adaptado tanto a los humanos que, incluso, podían entender sus costumbres, comportamientos y emociones.

- Ya saltaste a otra cosa ¿verdad, hermano mayor? - ahora era Kechizu quien, dejando de lado sus juegos, se acercó y tamborileaba sus dedos en el regazo del mayor. Si pudiera mirarlo, no habría preocupación pero si una sincera admiración - estás en todo, sabes mucho hermano.

Choso abrió ligeramente los labios, con la intención de protestar. No se sentía con la virtud de ser admirado por su hermanito. No cuando se agobiaba por algo que era tan sencillo de comprender para sus hermanos y que para él era un laberinto desesperante.

Con firmeza y cariño, palmeó la cabeza de Kechizu.

- Significa que no podemos decirle a Yuji - explicó Esou y, adelantándose a lo que su hermano mayor pudiera protestar, continuó - Y no, no es algo malo.

- Pero yo no tengo secretos con Yuji - aunque sereno, el sobrio reclamo de Choso llegó a sus hermanos.

- ¿Ah, no? - Esou se cruzó de brazos, mirándolo con suspicacia.

Kechizu le miró con curiosidad, Esou con un sospechoso brillo confidente.

Choso no entendía del todo a lo que se refería.

Vamos, no era un secreto que él daría su vida por Yuji, más de una vez se lo había dicho a la cara. Eso y sus continuas y, en algunas ocasiones, excesivas demostraciones de afecto hacia el chico eran una obvia prueba de que hablaba en serio. MUY pero MUY en serio.

Choso parecía no darse cuenta de esto. Para él era bastante normal estar a su lado, acariciarle la espalda a la menor demostración de queja del chico, con la intención de reconfortarlo.

Para él, tocarle constantemente y en cualquier momento, era tan natural como el flujo sanguíneo en sus venas. Dormir en la misma cama también. ¿observarlo dormido? claro, ¿por qué no?

Y aunque Yuji más de una vez le había pedido algo de espacio, Choso pasaba por alto lo que era el espacio personal.

Por decir algún ejemplo, si Yuji comenzaba a cabecear por el sueño, Choso no veía mal tomarle, como se carga algo ligero y valioso, y sentarlo en su regazo para arrullarlo y abrazarle, como si desease esconderlo del mundo con tal de que nada perturbase su descanso.

"Qué empalaChoso" le escuchó decir a la señorita Nobara alguna vez.

Empalagoso, palabra que sonaba similar, estaba relacionado a algo dulce. Así que Choso aceptó ese término de buena manera.

"Yuji es dulce. Ser empalaChoso con él está bien", había soltado esa vez Choso frente a todos, aturdiendo a Yuji con su desvergonzada, e ignorante sinceridad, y resaltando lo obvio que sentía por quien decía era su hermano.

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⏰ Last updated: Mar 26 ⏰

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Buenas noches, GirasolWhere stories live. Discover now