Capítulo 15

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Kiara

Mark se ha vuelto más amable de lo usual: me espera a final de clases compartidas, en el estacionamiento, biblioteca y sitios donde antes no lo había visto. Se ofrece ayudarme con la mochila, tarea y llevarme a casa, se entromete en mis conversaciones con Jess y regala boletas de sus juegos a Liam. Quien sin saberlo es su fanático.

Se sienta y desayuna con nosotros en recreo. Los estudiantes murmuran alrededor.

Intercambio mirada con la rubia sin creer el surrealismo de la situación: Mark mostrando su mejor faceta, la que conocí en aquel campamento de verano al proponerme ser su mejor amiga. Un chico cordial y encantador de sonrisa perfecta y mirada optimista, todo lo contrario al tipo de meses atrás que me hostigaba sin descanso por los pasillos.

—El pase que hiciste fue extraordinario — exclama Liam, emocionado —No espero la hora de ir al siguiente partido.

—¿Compraste las boletas? —pregunta Jess. Niega.

—El mercado negro se ha apoderado de ellas, vendiéndolas a precios excesivos. Comprarlas sería darle el gusto y no pienso hacerlo.

El chico avellana que no para de mirarme, se gira hacia él.

—Puedo conseguirte algunas, el capitán tiene dos asignadas. Podrías ir con Jess y Kiara. —me asfixio con el taco. Un trozo de carne sale disparado al piso, doy un sorbo a la botella de agua. —Estamos cerca de las estatales, los últimos juegos han sido rudos y no estamos dispuestos abandonar.

—Mantengan la defensiva, ningún equipo es más bueno que el vuestro.

Mark se despide, asegurando vernos luego. Regreso a clases junto a Jess, entrelazando nuestros y sentandonos en primera fila ya que toca historia, nuestra asignatura favorita, por lo tanto nos gusta participar en ella.

En la espera cuchicheamos acerca de Mark y su transformador comportamiento desde el día que me llevo a casa. Rubia sube la mochila al pupitre y esconde la cabeza en ella, dice que descansando, pero sus ronquidos la delatan. Tiene gran facilidad para dormir donde sea y cuando sea, la envidio.

Hay noches en las que no concilio el sueño a causa de los miles pensamientos que me atormentan, preguntas, inquietudes, anhelos. Una incógnita sin respuesta: ¿Quien es Charles Miller? ¿Y por qué no se presentó a la cita?

Hola, Julieta.

Sonrío.

Hola, Romeo.

Te cojo por la palabra. Llámame tan sólo tu amante y recibiré un segundo bautismo: De aquí en adelante no seré más Romeo.

¿Quién eres tú, que así, encubierto por la noche, de tal modo vienes a dar con mi secreto?

No sé qué nombre darme para decirte. Mi nombre, santa querida, me es odioso, porque es un contrario tuyo. Si escrito lo tuviera, haría pedazos lo escrito.

Mis oídos no han escuchado aún cien palabras pronunciadas por esta voz y, sin embargo, reconozco el metal de ella. ¿No eres tú Romeo? ¿Un Montagüe?

Ni uno ni otro, santa encantadora, si ambos te son odiosos.

Me ha apodado Julieta y yo Romeo, en los días de tormenta compartimos fragmentos y vivimos vida ajena. Imaginando ser esa pareja de final trágico.

Si esto no es amor yo misma me mato. Después de todo Julieta no puede vivir sin él.

Otro chat entra a pantalla, su pregunta es directa.

Cartas En Febrero ©Where stories live. Discover now