Dirty secret [Jeonglix boypussy]

୨𝑃𝑎𝑟𝑡𝑒 𝑢́𝑛𝑖𝑐𝑎୧

Era simplemente un día normal, como cualquier otro.

Felix se levantó temprano de la cama, se vistió con una de sus muchas combinaciones de falda plateada y un lindo top corto, calcetines hasta la rodilla ,clips rosas colocados con cautela alrededor de su suave cabello rubio fresa y su sagrado brillo fresa. Para algunos, era difícil entender por qué Felix todavía prefería la ropa "hiper" femenina y todos los tonos de rosas y pasteles en lugar de trajes masculinos cuando ya había llegado a la conclusión de que era un hombre trans, pero en realidad no le importaba. Aunque se burlaron activamente de él por cómo eligió vestirse, nunca consideró la idea de cambiar su estilo, simplemente no le parecía bien, así que simplemente aceptó que tendría que lidiar con el acoso.

Y aunque estaba acostumbrado, el omega todavía odiaba a ese pequeño grupo de dos idiotas alfa y un idiota beta con toda su alma. Odiaba cuánto poder podían tener sobre él y cómo simplemente se había rendido a obedecer sus palabras y hacer lo que quisieran sólo para tener la más mínima paz posible en la universidad. Siempre se burlaban de cómo vestía, cómo caminaba, cómo se sentaba y cómo se veía, literalmente, de todo lo que podían ver en él, y lo intimidaban por ello. Yang Jeongin, considerado el "líder" del grupo, le había puesto el apodo de "pequeña princesa", y a Felix le encantaría que lo llamaran así si no se lo hubiera puesto jeongin, porque todo era una burla: el hecho de que lo llame así por lo femenino que es, y porque es un chico trans, incluso el tono que Jeongin usa para llamarlo es burlón.

Odia a Jeongin, odia su grupo de amigos, odia que le llamen "princesita", odia todo acerca de esta universidad excepto a han, su mejor amigo.

Sólo media hora después de que comenzara su tercera clase y casi otra media antes del descanso, Felix notó que sus mejillas estaban calientes, y solo parecían calentarse más y más a medida que pasaban los segundos. su cuerpo se calentó y sintió como si comenzaría a temblar incontrolablemente en poco tiempo, la parte inferior de su estómago comenzó a sentir cosquillas y sus muslos se frotaron entre sí casi automáticamente, calor.

Felix estaba entrando en celo. en medio de su clase, en la Universidad.

 
la vida realmente no podía ser peor.

 –Disculpe, profesor, ¿puedo salir del aula para ¿Un minuto? Volveré pronto.– Preguntó Felix, tan cortésmente y sin sospechas como pudo.

–bien, pero asegúrate de ser rápido–. respondió secamente el maestro, y volvió a lo que estaba escribiendo en la pizarra. Felix no esperó más antes de levantarse y dar pasos largos y rápidos hacia el baño. Entró a uno de los cubículos y puso su frente contra la puerta, tratando de contener un gemido mientras apretaba sus muslos e intentaba que el cosquilleo desapareciera, sabiendo muy bien que no funcionaría. De repente recordó que el director de la universidad había dejado en claro que ningún omega debía ir a clase si estaba en celo, y si fuera el caso, su celo comenzaba después de clase, inmediatamente deberían regresar a casa, pero felix no podía simplemente irse a casa. Faltar a clases no era una opción en sus libros a menos que estuviera realmente enfermo, el calor no era nada que no pudiera soportar por sí mismo.

            o eso pensaba.

Muy pronto, el calor Consumiendo su cuerpo se hizo más fuerte y comenzó a sudar y temblar al mismo tiempo. Una dulce y abundante sustancia viscosa comenzó a cubrir sus bragas de encaje y a acumularse en los lados de la delicada tela, corriendo por sus muslos. Ambos agujeros le dolían de necesidad, el cosquilleo en la parte inferior de su estómago se volvió doloroso y poco a poco se estaba convirtiendo en nada más que un desastre caliente. ojos brillantes por lágrimas espesas, pezones duros como piedras, muslos apretados mientras la mancha los hacía pegajosos y sus mejillas sonrojadas por la excitación. gimió y jaló la parte inferior de su blusa hasta el nivel de su boca, sosteniendo la tela entre los dientes apretados mientras sus manos temblorosas tiraban sus bragas a un lado y enterraban dos dedos de ambas manos en cada uno de sus agujeros, tocándose con desesperación. debido a lo lejos que estaban sus esfuerzos de ser suficientes. se quejó e hizo todo lo posible por no empezar a sollozar, su mente poco a poco se nubló por lo fuerte que lo golpeó su celo. Felix se sumergió tanto en la dicha que terminó olvidándose de la clase, de dónde estaba y de haberle prometido al profesor que no tardaría.