Cuando salí de la ducha me envolví en mi toalla y salí hacia la habitación que Rindou me había dicho, no escucho a nadie abajo así que supongo que ya se fueron, y tampoco hay señales del otro bicolor.

Cuando ingrese a la habitación, vi una gran cama, está algo desordenada, las persianas están cerradas detrás de la misma, a la izquierda hay un closet que ocupa gran parte de la pared, y en el lado derecho del cuarto hay una puerta.

Después de curiosear, me dispuse a vestirme, me quite la toalla y la deje en el suelo, me puse bragas y un pantalón de chándal, hace frío para usar falda todo el tiempo, me puse medias porque el suelo de la habitación está muy frío, cuando estaba pasando los brazos por las aberturas del brasier...

— Que bendición —alargó una voz masculina.

Dejé la puerta abierta apenas dos centímetros porque se suponía que no había nadie, además me iba a cambiar rápido, no lo escuche entrar.

Su voz me hizo dar un respingo y por reflejo me cubrí los senos.

— ¿Q-Qué haces aquí? —mi respiración está algo agitada por el susto.

Ran me sigue mirando desde la puerta, de arriba a abajo como si en cualquier momento fuera a saltar sobre mí para comerme.

— ¿Tú qué haces aquí? —ladeó la cabeza con una sonrisa mordiéndose el labio inferior.

— Rindou dijo que podía cambiarme aquí, es su habitación.

— De hecho, esta es mi habitación —respondió divertido, deteniendo su mirada en la zona que estoy cubriendo—. Y me alegra que así sea —con las manos en los bolsillos de su pantalón caminó lentamente hacia mí con una sonrisa lasciva.

Mi corazón late desbocado ante esta situación, verlo acercarse a mí con esa mirada en sus ojos mientras estoy semidesnuda de alguna forma me hace sentir nerviosa.

— Podríamos aprovechar que no hay nadie y terminar lo que empezamos en ese baño.

Bajo la mirada hacia mí teniendo una vista perfecta del valle de mis senos, los miro por unos segundos y luego volvió a mis ojos.

Lo pensé unos segundos... a la mierda.

Lamí mi labio inferior para después morderlo y terminar por dibujar una sonrisita perversa, sin despegar los ojos de Ran, quite las manos, al hacer esto mis pechos rebotaron y quedaron totalmente expuestos a la vista del más alto, los ojos de Ran se desviaron inmediatamente a mis pezones rosados que piden a gritos atención.

Sin darme oportunidad de decir nada, Ran sujeto mi nuca para acercarme a él, plasmando todo ese deseo reprimido que nos tenemos mutuamente en un fogoso y demandante beso.

Ninguno de los dos está dispuesto a ceder el control del beso, mis manos se enredan en el cabello de Ran para atraerlo más a mi y no permitir que haya ningún tipo de distancia entre los dos.

El bicolor paseo la yema de sus dedos por mi espalda provocándome un escalofrío, bajó por mi trasero y llegó a mis muslos, para levantarme, por reflejo rodee su torso con mis piernas.

Ran se sentó sobre la cama conmigo a horcajadas y volvió a subir sus manos por mi espalda para luego rodear mis senos.

Como no quiero ser la única que está sin camiseta baje mis manos al dobladillo de la prenda que trae y la subí, cuando su piel quedó al descubierto acaricie sus brazos, subí hasta sus hombros para finalmente posar mis manos en sus pectorales.

1. 𝑨𝒈𝒓𝒊𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆 ||Ran Haitani|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora