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Cuidar a la nena de Álvarez.

Renata

—Así que eso es todo Ren, Julián necesita tu ayuda en estos momentos— dijo Enzo, luego de contarme los sucesos.

—Pero ¿por qué yo? Puede contratar a una niñera o algo— dije.

—Sí, pero el chabon está aterrado Renata. Yo le ofrecí que la cuides vos y de paso le enseñas a él lo básico para sobrevivir a la vida de padre— dijo— Julián está solo y no entiende nada, nunca en su vida ha cuidado a un bebé y en cambio vos si.

—No me andes comprometiendo en esas cosas Enzo— le dije y seguí cocinando la cena para mi y mi hermano.

—Hacelo por mi Ren, por favor— rogó juntando ambas manos— se que sos buena con los bebés, ellos te aman.

Intentó darme en el ego, sabe que tengo cierta debilidad con los nenes, me gusta cuidarlos y tengo ese instinto maternal muy fuerte.

—No sé— y de verdad no sabía, si el papá no sabe nada significa más responsabilidad para mí.

—Te pido ayuda a vos porque sos de confianza Renata, los medios se van a volver locos si llegara a salir una niñera cualquiera contando todo. Esto es pan caliente, recién salido del horno— dijo Enzo.

— Yo... déjame pensarlo— dije dubitativa.

Julián no es de mi agrado del todo, pero tampoco podría dejar que los medios lo devoren y más si la noticia sale de la nada. Si ellos suben contenido y cuentan las cosas poco a poco no será tanto escándalo.

—Espera, ¿dejaste a la nena con el inútil de Julian?— dije un poco alterada.

Si el tonto de Álvarez no sabe nada de bebés como hará para sobrevivir luego de que la nena despierte, porque según sé, Enzo la dejó dormida y recién comida.

—Y no sé, tal vez s...— no termino de hablar porque su teléfono sonó, anunciando una llamada.

*En la llamada*

—Enzo, la nena se despertó y está llorando ¿Qué hago?— sonó desesperado

—Hola tonto, traela a mi casa— dije arrebatandole el teléfono a mi hermano— Enzo te pasará la dirección.

—Ok y...— no dejé que terminará y colgué la llamada.

*Fin de la llamada*

Sin decir nada, entre a una app en mi teléfono para que hicieran las compras por mi y la trajeran a mi domicilio.

—¿Qué haces Renito?— llamó mi atención Enzo, llamándome por ese apodo cariñoso que tiene para mi.

— Pido unas cosas, porque se que Álvarez no tiene nada para atender a una bebé de 6 meses—dije.

Continué mi búsqueda de pañales y cremas para bebé de acuerdo a su edad, también ropa y algún juguete lindo.

El timbre sonó anunciando la llegada de Álvarez, con una bebé sollozando sobre su hombro.
Lucía irritada y creo saber el porqué.

—Pasá— le dije haciéndome a un lado.

—Hola...— dijo saludando al aire.

Justo antes de cerrar la puerta la persona del delivery apareció, agradecí a Dios su rápida llegada.
Le di propina y entré a casa feliz, porque no tendría que esperar y le ahorraría la incomodidad a la nena de estar con un pañal sucio.

—Dame a la nena, está llorando porque tiene el pañal sucio— le dije mientras la sostenía con un brazo y con el otro cargaba la bolsa.

—Déjame ayudarte— me dijo y agarro la bolsa.

—Vení, te voy a enseñar como se cambia un pañal— le dije y caminé a mi habitación— es primordial que sepas hacer esto, ya que lo vas a hacer todos los días.

—Ok— me dijo y vi el miedo en sus ojos.

—Tranquilo— No pude evitar compadecerme, se que tiene miedo.

Todo esto es nuevo para él y no es justo que yo no tenga paciencia, por más que su presencia me estrese.

—Coloca esta toalla encima de mi cama, ahí colocaremos a la bebé— le dije— mientras no tengas un cambiadero podes hacerlo así.

Le enseñe la manera correcta de hacerlo para no dañar a la bebé y evitar rozaduras.

—Listo, así es como debes de hacerlo para no lastimar su columna, podes darle un juguete para que se entretenga y te deje hacer tu tarea tranquilo— dije.

—Posta gracias Renata, se que no te caigo bien, pero me has salvado y me alegra saber que me ayudarás en esto— dijo levemente sonrojado.

—No es nada Julián, entiendo tu frustración— sonreí un poco— pero vas  a aprender rápido.

—ojalá que si, eh— dijo.

—Sí, mi hermano pasó por esto también y míralo — dije — ahora es un experto cambiando pañales.

Reímos un poco.

—Rennn, ya está la comida— gritó Enzo desde la cocina.

—Voyy— grité de vuelta— ¿te quedas a cenar?

—Está bien, gracias— dijo tímidamente y levantando a la nena de la cama.

—Anda a la cocina mientras tiro esto y ordenó un poco— le dije.

Se fue a la cocina y yo me quedé pensando en si hice lo correcto al aceptar la propuesta de ser niñera de la bebé de Julián, el chico que me cae mal.

—Tenes que ponerla en control con el pediatra, es importante que la nena lleve un chequeo para ver como va el crecimiento de sus dientecitos, su peso y su alimentación— dije mientras cenábamos los tres juntos.

—Ok, ¿Sabes de alguna pediatra?— me dijo dubitativo.

—No realmente, pero puedo averiguar con una amiga— dije— A demás, la nena ya está en proceso de comer más sólidos y no solo fórmula.

—Oli se volvió más hiperactiva cuando empezó a comer sólidos— dijo Enzo, nostálgico.

—Es normal— dije recordando a mi pequeña sobrinita— ¿Cómo se llama la beba?

Me percaté que en todo este tiempo nunca la llame por su nombre.

—Se llama Zoe— dijo Álvarez.

—Vení aquí princesa Zoe, vamos a comer una rica papilla— le dije con la voz tonta que se le hace a los bebés.

—Debes dejar enfriando la papilla un poco, porque sino la vas a quemar— le dijo Enzo— Lo sé por experiencia propia, Valen y la Renata casi me matan ese día.

Y vaya que lo recuerdo, al imbécil de Enzo, se le olvidó que debía enfriar la papilla y quemó a Oli.

Julián parecía intrigado mientras le decía todo lo que debía de hacer. Mientras yo le daba la comida a la bebé, notaba su mirada en cada uno de mis movimientos.

—Esto... es mucha información para mi cerebro— dijo y Enzo y yo reímos.

La cena transcurrió tranquila y sin más complicaciones, Enzo y Julián charlaban tranquilos y yo terminaba de darle de comer a Zoe.

—Gracias, de verdad a los dos— dijo Julián— Me han salvado de gran manera. No sé que habría hecho sin ustedes.

—Dale hermano, nos vemos mañana— dijo Enzo— La Rena y yo llegaremos mañana a primera hora para ayudarte en lo demás.

Y así finalizó mi día, con varias sorpresas.

Papá- Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora