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— ¡dejen de responder ustedes también! Les digo algo preocupada al escuchar y ver que cada vez eran más hinchas del otro equipo, y nosotros solo eramos unos pocos en el sector que nos habían dado. El gran partido de Argentina y Brasil se estaba llevando a cabo finalmente. Y el sector que estaba habilitado para nosotros era muy pequeño, por lo tanto, estabamos rodeados de ellos. Los nuestros habían comenzado a cantar, obvio, contra ellos, y los demás no habían quedado atrás con las repuestas. Y aquello me había dado algo de miedo a decir verdad, ya que no había seguridad que nos ayude, o no tanta.
—¡nos están silbando el himno, Ami! ¿Qué esperas? —me dice Tomás, mi primo, mientras me ve. Me había unido última, al viaje que había organizado junto a sus dos amigos: Tobias y Uriel. Quienes me habían recibido de la mejor manera, e insistido en unirme cuando había dicho que "mejor no", ya que era un viaje de amigos. Así que era la única mujer entre monos sin remera, revoleandolas a todo ritmo. Elijo quedarme sentada, igualmente cantando el himno, y asustada mientras miro para todos lados, dándome cuenta que habían comenzado a bajar policías rápidamente, me muevo a poder ver detrás nuestro, y pasaba lo mismo. No entendía mucho hasta que ví a los brasileros comenzar a romper la barrera que nos dividía, provocando a los nuestros, algunos reaccionando y golpeando, así que ellos respondían también. Entonces comienzan a encerrarnos, algunas mujeres corren tratando de cubrirse, me levanto rápido para que no me golpeen y aplasten, los chicos tardan en darse cuenta, entonces toco rapido a Tobias por la espalda para que me vea así que se da vuelta dándose cuenta de la situación. Baja y se pone a mi lado, mientras mira hacia todos lados queriendo buscar una salida, pero estábamos rodeados.
— ¡Eh, chicos! Finalmente bajan los dos que faltaban para venir a nosotros.
— ¡Eh, eh, no peguen! —Tomas grita, al ver que la policía no había venido a ayudarnos sino a golpearnos. Va a detener a la policía al ver que habían comenzado a golpear a los nuestros. Pero me asusto cuando lo golpean en el hombro con sus palos.
— ¡Tomi!
— ¡eh! ¡¿Qué hacen?! Ahora sí todo se estaba descontrolando, Uriel y Tobias corren enojadísimos a ayudar a Tomás, para golpear a la policía. Me desespero al ver a una chica con su niño en brazos llorar y correr hasta mi, desesperada. Miro para ver si había una salida pero no lo había, rápidamente veo que los jugadores, empiezan a mirar hacia donde estamos nosotros. Vuelvo la vista hasta los chicos porque los había perdido de vista y entonces me asusto aún más, quiero llorar, miro a mi costado y una chica está siendo agarrada, siendo golpeada también, corro hasta donde estaba para poder agarrarla y estirarla para nuestro lado.
