Sin embargo, Akutagawa respondió con el doble de intensidad, sus dedos buscaban desesperadamente la piel desnuda de su compañero y fue hacia los botones del traje rompiéndolos en cuestión de segundos ansioso por sentirlo aún más cerca explorando juntos un territorio nuevo y emocionante donde los límites se desdibujaban y solo importaba el presente.

La pasión los consumía y el futuro quedaba suspendido en el aire, sin embargo no pasó a más, ya que Akutagawa se alejó de Atsushi y sin decir nada. Esa noche el pálido durmió en otra habitación dejando aún más confundido al tigre blanco.

La Pesadilla viviente de Yokohama tuvo miedo de sus sentimientos hacia el tigre blanco.

Al día siguiente los tres agentes y el mafioso se encontraban tomando su último desayuno en el lujuso hotel, había un silencio pulcro, cada quien disfrutaba su comida hasta que Dazai, como siempre curioso y metiche, no pudo evitar notar la tensión...

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Al día siguiente los tres agentes y el mafioso se encontraban tomando su último desayuno en el lujuso hotel, había un silencio pulcro, cada quien disfrutaba su comida hasta que Dazai, como siempre curioso y metiche, no pudo evitar notar la tensión entre Atsushi y Akutagawa al día siguiente de su encuentro en la azotea del hotel en Londres. Con una sonrisa traviesa en su rostro, se acercó a ellos mientras desayunaban.

—Buenos días, chicos. ¿Cómo durmieron anoche? —preguntó Dazai con una mirada picara, sabiendo muy bien lo que había ocurrido.

Atsushi y Akutagawa intercambiaron una mirada incómoda antes de responder. Atsushi se aclaró la garganta, tratando de disimular su incomodidad.

—Ah, sí, bien, Dazai-san. Gracias por preguntar —respondió Atsushi, evitando el contacto visual.

Akutagawa, por su parte, se mantuvo en silencio, pero su expresión lo decía todo: estaba visiblemente molesto por la situación.

Dazai, sin embargo, no se dejó engañar por sus evasivas. Con una sonrisa burlona, continuó:

—Oh, vaya, ¿qué habrá pasado para que estén tan callados y eviten mirarse? ¿Acaso tuvieron algún encuentro interesante en la azotea anoche? —preguntó, sabiendo exactamente lo que había ocurrido.

Atsushi se atragantó con su café, mientras que Akutagawa apretó los puños bajo la mesa, claramente irritado por la intromisión de Dazai.

Kunikida le dio un punta pie a Dazai por debajo de la mesa.

—D-Dazai-san, no sé de qué estás hablando. Simplemente tuvimos una conversación amistosa —respondió Atsushi, tratando de mantener la compostura.

Dazai soltó una risita y se inclinó hacia adelante, mirando fijamente a Akutagawa.

—¿Y tú, Akutagawa? ¿Tienes algo que añadir? —preguntó Dazai, con una ceja alzada en señal de diversión.

Akutagawa apretó los dientes, claramente molesto por la situación, pero finalmente respondió con voz firme:

—No es asunto tuyo, Dazai-san. No te metas donde no te llaman.

Dazai se echó a reír, disfrutando de la incomodidad de sus subordinados.

—Oh, pero si son mis subordinados, es mi deber asegurarme de que estén bien. Después de todo, un poco de romance en la vida nunca viene mal, ¿no creen? —dijo Dazai con una sonrisa pícara.

Calmaré tus pesadillas (Shin Soukoku) Where stories live. Discover now