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Narra Martina

— No te entiendo, Agus – le dije que no lo entendía pero por dentro mi ansiedad (a buena forma) y mi felicidad crecían más.

— Que.. yo te amo.

— Agus.. – lo quise asustar y miré a otro costado – Yo te amo, desde el primer día que empezamos a pelear hasta el último – sonreí y lo tomé por el cuello, acerqué mi cara a la suya y aprecié lo preciosa y perfecta que se veía, lo hermosos que eran sus ojos y lo acariciable que era su pelo color dorado, lo besé de una vez y sentí unas cosquillas inexplicables, sentí una conexión que no había sentido con nadie más.

Él acariciaba mi espalda y algunas veces mi pelo, lo que me hacía sentir realmente cómoda, él me hacía sentir así.

Me alejé simplemente para apreciar lo bello y perfecto que era, hasta que recordé lo sucedido aquel día en mi trabajo.

— Pero Agus – me alejé de él – vos tenes novia, me engañaste.

— Acerca de eso.. – sonrió nervioso – te quería joder pero a un punto muy alto, me gusta verte enojada.

— Sí, pero me hubieras hecho otro chiste – le puse cara de orto – además, se besaron en serio.

Él se rió y se acercó más a mí — Sos tonta eh, esa foto es vieja tonta – me agarró del cuello y me besó repetidas veces.

— Te amo.

— Yo te amo más.

Narrador Omnisciente

El domingo Agustín se quedó a dormir con Martina mientras que los demás se fueron. Cuando llegó el día en el que Martina se iba ella se despertó y a su lado vió a Agustín con cara de perrito.

— No te vayas gordi – le hizo puchero – no te bese lo suficiente – la volvió a agarrar de la cara y la besó hasta dejarla sin aire.

— Dale bobo que me tengo que cambiar – se levantó y besó la frente del otro – me vas a extrañar?

— Obvio tontita.

La pelinegra se dirigió al baño y se cambió la ropa, agarró sus maletas y junto a su rubio favorito fueron al aeropuerto.

— Gorda, ya llegaste? – Martina hablaba por el teléfono con su mejor amiga.

— Sí, dónde estás vos? – se escuchaba del otro lado.

— Ya te ví – comenzó a sacudir la mano y a acercarse a ella.

— Holi gordi – cortó por el teléfono y le dió un abrazo.

— Hola chicos – después de saludar a su mejor amiga abrazó a Felipe, a Juani y a Blas, se notaba que el ruloso más bajo había estado llorando ya que sus ojos lo delataban. – Por qué lloras bobo? – Después de alejarse del abrazo notó sus ojos goteando.

— Las voy a extrañar tontas – Juani se limpió las lágrimas mientras que los demás se reían.

Lo que más costó fue que Agustín y Martina se separaran ya que andaban como chicles pegados besandose y abrazandose.

— Bueno, ya nos podemos ir? – decía Lucía cansada de su mejor amiga mientras que ella le daba besos en toda la cara al rubio.

— Bueno, ya me voy gordo – se alejó del rubio y se arrepintió, se dió la vuelta, le dió un abrazo demasiado fuerte y cerró los ojos. Al abrirlos notó que había alguien que no esperaba que esté allí – Pa, vos me dijiste que Tomás no venía, no?

— Eso me dijo.

— Y quién es ese de allá?

Todos se dieron vuelta y vieron como el famoso Tomás venía todo transpirado de correr 27 cuadras simplemente para despedirse de su amada hermana.

— Martu! – llegó y abrazó fuertemente a su hermana – Estoy orgulloso de vos, suerte chiquita – besó su frente y la volvió a abrazar – te olvidaste tu collar – de su bolsillo sacó el collar de Martina que usaba a sus 7 años, era un regalo que su padre y su hermano habían ahorrado por su cumpleaños; cuando su madre los abandonó quedaron en la ruina.

— Gracias totito – correspondió al abrazo – te perdono.

A Tomás se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja y Lucía se quedó admirandola.

— Gorda, estás segura de tu decisión? – el morocho se acercó a la pelinegra mientras veía que estaba en blanco.

— Sí – lo agarró de la cara – sos libre de hacer cualquier cosa, disfruta. – besó su frente y por último se volvieron a despedir todos.

Mientras estaban dejando las maletas Martina aprovechó para aclarar sus dudas.

— Qué decisión?

— Terminamos con Pipe. — QUÉ?! – todos se dieron vuelta y la pelinegra gritona se disculpó.

— Sí, no me gustan las relaciones a distancia.

— Ah pero bien que con mi hermano tuviste una – dejó la maleta y sonrió sola.

— Cómo sabías eso? Él te contó?

— Nah, le revisé el celu.

— Y la privacidad?

— Él me revisó el mío y se enteró de que gustabas de él.

— Bueno me callo. — Sí mejor.

Se sentaron en sus lugares asignados y Martu aprovechó a sacar sus auriculares, los conectó y puso un par de esas canciones que tanto le gustaba.

I read all to your help books
So you think I was smart
Stupid emotional obsesive
Little me.

Con esta canción no se sentía identificada para nada, pero de todas la escuchaba porque amaba a Olivia Rodrigo.

Ambas pelinegras se durmieron hasta llegar a su destino; lo primero que hizo Martina al aterrizar fue escribirle al rubio que tanto amaba.. por ahora.

gordo 💓

avisame cuando llegues
hermosa
preciosa
bella
linda
perfecta
boba
teamo

hola gordoo
lleguee ksjdksk

Y así termina esta historia tan preciosa.. o no.

𝐌𝐘 𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄 || Agustín LainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora