V. PARTE I.

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Parte de mí eras tú, tal como la lluvia lo es de mayo. Tú también llevabas una parte de mí cabalgando a tus espaldas.
Cada vez que parto una parte de mí me pregunto si aún guardas la mitad que te di aquel 27 de junio. Mis sueños se hacen mayores mientras mi voluntad empequeñece.
¿Qué tan caro fue entregarte todo lo que podía ofrecer? Todo y más: te ofrecí vergüenza y celo, ofrecí también el marrón de mis ojos que se torna sepia cuando refleja la luz de los tuyos.
Escribo estas letras con una pequeña parte de la parte que quedó cuando partiste; con esa enorme parte de ti que fue menguando a la par de la Luna mientras te llamaba cada noche.
Supe estratificarme para poder sumar las partes que me faltaban; juro no haber hecho nada con la parte que guardaba. Siempre y cuando "nada", en parte, sea besar cada parte de ti. No queda lugar aparte en mi alma para acoger nada más. A veces quiero cambiar esa parte de la historia en la que decimos adiós porque ahora es parte del pasado y las cosas que nunca fueron no van a llegar eventualmente a formar parte.
Ahora que tengo de frente los ojos que son parte del sepia de mi mirada vengo a entregarte tu parte que maté de amor. Para que te des cuenta -y tal vez yo también- que nunca habrá una segunda parte.

Cuentos largos y travesuras X Sierpe Where stories live. Discover now