—bien—deja caer la espalda en el respaldo del trono—¿que me decías?.
—que vengo por respuestas—no me voy por las ramas—¿que es lo que sabes sobre el nuevo Giborim que anda pasándola bomba a costa de los humano?.
—¿disculpa?—frunce las cejas levemente desconcertado

Caili rompe algo —un jarrón antiguo—consecuencia de estar jugado a las espadas con su propia sombra. La vasija se ha hecho pedazos y no es algo que parezca importarle a nuestro anfitrión, pero a ella si.

—lo siento—regresa la espada a su sitio— pagaré por los daños.

Kellan ni la voltea a ver. Apoya los codos en el escritorio sin dejar de verme a los ojos. Algo me dice que la existencia del Giborim de ojos azules era completamente desconocida para él.

—acabas de decir, ¿nuevo Giborim?.
—es escurridizo, ciertamente astuto y me cuesta admitir que ha resultado ser un buen contrincante.
—te pateo el culo.
—nunca dije eso.

Caili toma asiento junto a mi, dejando las niñerías adoptando una imagen seria y de negocios. Él la mira de reojo, deslizando hacia ella una bombonera de cristal repleta de dulces.

—me temo que voy a necesitar un poco más de información sobre nuestro nuevo "amigo".
—no sabemos mucho sobre él—responde ella— solo que es alto, tiene manos grandes, no muy corpulento, huele a salvaje número cinco, es poderoso y posee la capacidad de desaparecer a su voluntad.
—bebé—le sonríe burlón—no sé si lo notas pero acabas de describirme.
—no, sus ojos son de un azul eléctrico—niega—siempre trae puesta una sudadera con capucha, pero su cabello es un negro azabache sedoso, va con la mitad del rostro cubierto, y te puedo asegurar que es muy apuesto.

Tomo nota mental de la descripción tan detallada que ha dado. Había olvidado lo del color de sus ojos. Pero si Caili tiene razón, he de decir que un iris azul eléctrico no es común entre los Giborim.

—Giborim de ojos azules.
—eléctrico—lo corrige
—azul eléctrico—se corrige complaciéndola —poderosos y capaz de materializarse a voluntad.
—¿lo conoces?.
—de echo—nos vuelve a interrumpir—él usa un...—guarda silencio de un momento a otro, nos observa a ambos y luego deja caer la espalda en el respaldo de la silla.
—¿si?.
—nada.

La miro extrañado, ha de creer que no me doy cuenta de lo que esta haciendo. Pretende que pase desapercibido el hecho de que se ha tomado su tiempo para observar con atención y grabarse a fuego los rasgos característicos de nuestro encapuchado desconocido.

—honestamente no puedo recordar a ningún primo que encaje con su descripción, no hay muchos ojiazul en la familia—se mofa cambiando el color de sus ojos—nosotros somos más de ojos negro. Ya saben, nos proporciona el efecto misterioso y esa cosas..
—él también—agrego—solo que cambian solamente cuando hace uso de su poder...así como cuando...

Dejo la frase en el aire cuando un dejavú me azota de repente. Trayéndome recuerdos del pasado cuando la nephil que tengo al lado poseía la capacidad de oscurecer sus ojos con el negro más intenso y profundo que he podido conocer en toda mi existencia.

—¿es esto una especie de juego privado entre ustedes?—señala con pereza—¿dejan las frases colgadas para joder a los demás?.
—no es eso, simplemente recordé algo que hasta hoy pasé por alto.
—¿el que?.
—sus ojos negros....posee un negro profundo, no muy común entre los genes de tu lado paterno de la familia.

Kellan asimila la información y por la ceja alzada que pone, deduzco que ha decidido desconfiar. Me siento idiota al no haberme dado cuenta antes. Solo los demonios más poderosos—los príncipes de la oscuridad—son poseedores de una oscuridad tan abrumadora en la mirada. Los ángeles que siguieron a Lucifer desde la caída se volvieron los principales demonios del infierno. Solo que los demonios de su rango difícilmente pueden cruzar a este plano terrenal. El único que lo ha conseguido es Demian, y tuvo que recurrir a un plan en extremo arriesgado y a una intervención divina involuntaria.

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⏰ Última actualización: Mar 20 ⏰

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La rebelión de los caídos 2  El ángel de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora