『𝟎𝟏』

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𝟸𝟶𝟷𝟿/𝟸𝟶𝟸𝟶, 𝚅𝙴𝚁𝙰𝙽𝙾 𝙴𝙽 𝙰𝚁𝙶𝙴𝙽𝚃𝙸𝙽𝙰🇦🇷

Amanecía un día soleado. Los rayos de sol se filtraban por la despistada ventana abierta de la habitación de Flor. Se incorporó en su cama y se frotó los ojos, después llevó su mirada a su teléfono y vio la hora, 11:46. Ella no solía despertar a esa hora, le parecía extraño. Se levantó de su cama y fue a asearse, acto seguido bajó las escaleras. Se comenzó a sentir rara e inquieta, y aquello se debía a que no había escuchado, visto o sentido a su hermano en la casa.

—¿Diego?— preguntó la mujer en voz alta mientras se dirigía a la cocina.

No hubo respuesta. Flor insistió.

—Dale, dejá de hacerte el chistoso..— decía nuevamente en voz alta.

Otra vez, no hubo respuesta. Flor no supo que hacer, por el momento desayunaria y se pondría ropa de salir a la calle. Siguió inquieta, además de preocupada. Decidió agarrar su teléfono y marcar el número de su hermano. No esperó más de cinco segundos cuando su hermano le rechazó la llamada.

—¿Qué?— dijo en voz alta, no se creía que su hermano le hubiera rechazado la llamada.

En ese instante le llegaron dos mensajes al teléfono, era su hermano.

“En 10 minutos te llamo, perdóname”

“¿Cómo amaneciste?”

Flor suspiró de alivio, muchos pensamientos le habían pasado por la cabeza, y no eran relativamente positivos. La castaña respondió los mensajes y dejó a un lado su teléfono y se dispuso a organizar su habitación.

Pasaron diez minutos y la hermana menor no recibió ninguna llamada, tampoco se había percatado del tiempo pasado. En unos simple veinte minutos, el hermano llegó al patio de la casa y dejó su bicicleta, para después pasar por la puerta principal. Flor se percató de los sonidos causados y bajó las escaleras y fue directa a los brazos de su hermano y lo abrazó.

—Che no me fui de continente— bromeó mientras acariciaba la espalda de su hermana menor.

—¿Dónde estuviste?— preguntó la mujer mientras se separaba de él y le miraba.

—Fui a un casting, me llamaste justo cuando estaba audicionando.

—Qué decís.. perdoná...— se disculpó. —Pensaba que estabas por allá con tus amigos...

—Podría ser, pero no era el día— sonrió para transmitir confianza.

—¿Y cómo te fue?

—Me dijeron que me llamaban, sino lo hacen significa que no quedé.

—De seguro te llaman— le ofreció una sonrisa, sonrisas que en los ojos de su hermano sanaban.

—Si vos decís..— dijo rascándose la nuca, no estaba seguro de como lo había hecho ni si iba a quedar.

—Haceme casoo.

Diego asintió con una sonrisa.

. . .

Era de tarde, Flor estaba sentada en la mesa de la sala de estar con el mueble lleno de papeles, de juicios antiguos mayormente.

—Diego— dijo la mujer sin quitar sus miradas de los papeles.

—Decime— el hombre se acercó a su hermana.

—Ayudame a romper todo esto—  miraba las hojas de papel.

—¿Todo?— preguntó algo sorprendido, mirando la cantidad de papeles que había.

—Todo— afirmó la femenina.

𝑬𝒏𝒓𝒆𝒅𝒂𝒅𝒐𝒔 ─ 𝐸𝑠𝑡𝑒𝑏𝑎𝑛 𝐾𝑢𝑘𝑢𝑟𝑖𝑐𝑧𝑘𝑎Where stories live. Discover now