Maldición.

   Me está besando.

   Sus ojos permanecen cerrados mientras sus labios están pegados a los míos, pero los míos se han quedado en shock y creo que todo mi ser lo está.

    Ella me está besando.

    Este sentimiento de felicidad y dolor que se está creando en mi interior, es mucho con demasiado.

    Ella mueve sus labios queriendo poder obtener el acceso a mis labios, pero aún estoy pasmado por lo que está sucediendo. Sin embargo, ya no lo aguanto. No puedo seguir queriéndo hacerme creer que no quiero comerme esos dulces labios.

   Ella me tentó y caí sin paracaídas.

   Llevo mi mano a su nuca y la acerco más a mi, abriendo mi boca para poder abarcar todo y así besarle como deseo. Lentamente recorro con mi lengua todo si interior, saboreando y estando en delirio por lo bien que se siente besarle como lo estoy haciendo ahora. Sin prohibiciones.

   Muerdo su labio inferior suavemente,  chupandolo y saboreando este con mucho empeño, con el fin de poder abarcar con emoción luego de eso toda su boca.

   No sabía lo mucho que deseaba poder besarle, por la simple razón que sin darme cuenta, me giro agarrando su cintura, colocándola a ella entre el escritorio y me cuerpo.

   Levanto su cuerpo con el fin de sentarla en el escritorio, para luego abrirle las piernas y colocar una mano en su espalda baja y acercarla a mi entrepierna, mientras la beso con pasión desmedida.

   Apenas tomamos respiración. Ambos estamos desesperados tocandonos. Ella me tiene agarrado del cabello, jalandolo suavemente, mientras que yo aún tengo mi mano en su nuca.

   Este no soy yo.

   Este no es Spencer.

   Spencer es dulce, cariñoso, chistoso, incluso hasta molesto a veces, pero este nuevo yo, es una nueva versión.

   Sin pensar, aún con mi mano en su espalda baja, la empujo más y más hasta que ella rodea sus piernas en mi cintura, pudiendo sentir su entre pierna, muy pegada de la mía.

   No sé qué está pasando, pero mi cuerpo tomó control de sus acciones sin pedirle permiso a mi cabeza, por lo que empecé a hacer movimientos circulares con mi cintura, mientras mi erección se roza con la entrepierna de Emma, sacándonos un gemido a ambos.

   Emma detiene sus labios un segundo, siendo yo quien tome control del beso, ya que ella ha echado su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y la boca entre abierta. No dejo de moverme, se siente muy bien hacer esto...

    —Jefe... ya se fueron los paramedicos —expresa una voz acercándose a la oficina.

   De inmediato me alejo de Emma quien tiene los labios rojos y hinchados por la forma en la que la estaba besando.

   Ella rápidamente se baja del escritorio y allí mismo aparece la secretaria de mi hermana. Esta se queda en la puerta mirándonos a ambos estupefacta.

   Nadie dice nada. Me mantengo mirándola esperando a que diga alguna palabra, pero todavía sigue mirando a Emma y luego a mi.

   —¿Estaban ocupados? —pregunta ella sonriendo ladeadamente.

   Emma se coloca las manos en la boca queriendo tapar lo notable que es que nos estábamos besando.

    —No, como ves, estábamos charlando muy a gusto hasta que llegaste, lamentablemente... —murmuro para que me escuche mientras me acerco al bar de la oficina, para buscar en el refrigerador una botella de agua para Emma y para mi.

MI DULCE REGALOWhere stories live. Discover now