—Estoy seguro de que sí. Tú y ella se parecen.

El rostro de Katsuki se transformó en una mueca de absoluto asco. ¿¡Qué carajo estaba sucediendo!? ¿¡Cómo se atrevía JUSTO ÉL a hacer tremenda comparación!? Pero claro, este Todoroki no era el mismo del cual se había enamorado.

—Retráctate o te mato, imbécil. Yo no me parezco a esa maldita bruja.

Ante tal desprecio en su voz, cualquiera se hubiera echado hacia atrás. Pero no Shoto. Él se rio.

—Incluso hablan igual.

Le dio un tic en el ojo.

—¿¡Y qué esperabas!? ¡Esa vieja fue la que me crio! ¡Todo esto, los gritos, los insultos, los golpes! ¿De quién carajo crees que lo aprendí? ¿Y qué otra forma de expresión iba a aprender si el otro nunca dice ni hace nada? —Katsuki chasqueó la lengua, al final había sido él quien que comenzó la charla seria y detuvo la caminata. Y encima con reproches infantiles que ya debía haber superado. Resopló—. Olvídalo, no tengo por qué quejarme. Hay gente que la tuvo peor.

Siguió caminado, menuda porquería, acababa de arruinar su única oportunidad de recuperar a su novio.

—Lo siento, no sabía que tu relación con ella fuera difícil. —Todoroki habló con la voz irregular por la corrida hasta alcanzarlo—. Tienes razón, uno es como lo criaron. Pero... por mi parte... no tengo idea de cómo me criaron, estoy empezando de nuevo. —Sonrió torcido—. Y tú también estás forjando tu propio camino. Creo que al decir bien claro que "no eres como tu madre" estás diciendo que no quieres serlo. Así que, si cada día te esfuerzas por alejarte de esa imagen, un día lo lograrás.

Bakugou guardó las ganas de lanzar una risa irónica y de contarle lo bien que le habría venido ese consejo al Shoto del pasado.

—¿Huh? ¿La amnesia te hizo sabio o qué te crees?

Shoto sonrió, pero el brillo no llegó a sus ojos.

—Yo... quiero conocer a mis padres... el hecho de que los médicos creyeran que era más sano y productivo para el tratamiento venir a UA en lugar de mi propia casa...

Dejó la frase en el aire y se mantuvo en silencio por un buen rato. Siguieron caminando con el sol en la espalda. Entonces Bakugou dijo:

—No te enrosques. Las cosas estaban mejorando. Ellos... piensan en ti.

—¿Los conoces?

Bakugou rodó los ojos.

—A algunos más que a otros.

Shoto puso una cara un poco extraña, pero mantuvo la mirada en los edificios a su alrededor.

—¿Puedo hacerte otra pregunta? —Bakugou ya se sentía irritado, pero accedió—. ¿Tú sabes cómo terminé con esta cicatriz en la cara? —Todoroki lo miró de costado, podía ver un aura opaca rodeándolo. Con lentitud, Bakugou asintió—. ¿Me lo puedes contar?

—No. —Lo tironeó del brazo—. Tenemos un concierto al que ir, y... mira, creo que ahí se están amontonando un montón de extras, la entrada debe ser por allí.

—¡Bakugou!

Carajo. Estaban juntos en un día especial y lo estaban arruinando con charlas que deberían tener en la cama, de noche, abrazados, post haberse dado placer. Resopló con fuerza y tiró de él para quedar muy cerca, respirando el mismo aire, con las narices casi tocándose, en medio de la calle, delante de un montón de personas. Por primera vez en casi un mes, Katsuki vio a Shoto sonrojado.

—¿Te incomoda? ¿Te molesta? ¿La odias? ¿No soportas verla? ¿Te pone triste? ¿Qué te preocupa tanto de tu cicatriz?

—No... la verdad es que no reparo mucho en ella... no presto mucha atención a los espejos, todavía siento que este cuerpo es muy ajeno.

—Eres tú, todo esto eres tú. Todo esto es tuyo.

Quería besarlo, abrazarlo, respirar en su cuello, decirle que todo lo que odiaba de sí mismo a él le gusta mucho. Quería hacerle entender que su pasado era una porquería bien grande, pero que podía hacer lo que se le diera la gana con el futuro brillante que lo esperaba. Quería demostrarle que quería estar con él allí, en cualquiera sea el futuro que eligiera.

Su Shoto, si ese fuera él, no se habría resistido, le habría puesto la mano derecha sobre el brazo, para que no explotaran por los aires, y la habría deslizado hasta sus dedos mirándolo con anhelo, porque estaban en público y no podían besarse, pero si Bakugou correspondía su señal, lo haría y anunciarían su relación al mundo. Podía imaginarlo, en ese momento, los dedos helados acariciando su piel, parecía tan real que podría llorar.

Entonces Todoroki abrió los ojos muy grandes y se separó de golpe, casi asustado.

—¡Lo siento! No sé qué estaba...

Bakugou sintió la piel erizada por el cambio de temperatura, como cada vez que Shoto retiraba su mano fría. Cerró la mano despacio y se preguntó si aquello había sido real. Las mejillas rojizas y los ojos confundidos de Shoto se lo confirmaron. Suspiró. ¿Cómo se sentiría Shoto si le tomaba la mano ahora o si le sonreía con nostalgia?

Se rascó la nuca intentando disimular.

—No terminamos esta conversación —sentenció, con el ceño fruncido. Después le hizo un gesto con la cabeza y echó a andar hacia el tumulto de gente.

Ja

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Ja. Esa memoria procedimental sigue intacta.

Tabula rasaWhere stories live. Discover now