Yo, adolescente || Danilo in "Apache"

1 | Context

Narra Danilo. ִ ࣪𖤐

Hace 2 años conozco a Gina, si no me equivoco, ella tenía la edad que yo tengo ahora.

- Gina - Dice sonriendo mientras me daba la mano

- Danilo - También dije sonriendo mientras le devolvía el saludo

Gina me dió su dirección para empezar a juntarnos, salimos a pasear, me llevó a conocer su casa. Nos volvimos muy amigos. Nos contábamos todo. Bah, casi todo.

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Gina había sacado de su mochila un paquete de alfajorcitos de maicena para después ponerle nosotros el dulce de leche.

- ¡No, boluda, me 'ta jodiendo! - Dije sorprendido.

- Si te gusta... - Dijo Gina, pero la interrumpí.

- ¡Me encanta! - Me lancé a abrazarla mientras ella decía que sino, ella se iba a comer todos los alfajores, y le agradecí.

- So' un ángel vo'.

- ¿Los probamos?

- No lo puedo creer - Le había contado a Gina que siempre quise probar alfajorcitos de maicena, pero nunca se me había dado la oportunidad de poder probarlos... Ella me los trajo.

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Ayer cumplí 16 y, aunque suene estúpido, ya empecé a pasarla mal.
Empecé a decirle a Gina como me siento, sepa que no está sola en esto.
Aunque debia aceptar que el que busca no sentirse tan solo soy yo.
Ella en algún momento debió haberse sentido como yo.

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Según todos, soy Danilo Sánchez o Uruguayo.
Pero la única que tiene permitido llamarme "mí amor" es Gina.

Me estaba preparando para ir a jugar unos partidos con los pibes del barrio, y no, no voy al colegio. Simplemente siempre me la paso con Gina, Carlos y Cochi, junto a Anabella, Jorge y la china, y como mucho, con mí hermano Sebastián.

"Uruguayo" es el apodo por una anécdota medio estúpida del Fuerte Apache, mí barrio, que no tengo ganas de contar.

Gina me llamó para desayunar, la mayoría de las noches me la paso con ella, a veces porque no aguanto estar en mí casa con todos drogados, o simplemente excusas para estar con ella - ¡Danilo, el desayuno!

Quizá a la anécdota la cuente después.

- Llego tarde, Gi.

- Danilo Sánchez, vení. Te sentas acá a tomar el desayuno que te preparé.

Salí apurado de la casa de Gi mientras me reía, a veces me porto mal, ya sé, pero el fútbol no puede esperar...

- ¡Danilo! - Escuché como Gina me gritaba desde adentro.

Vivo en el Fuerte Apache. O como a mí me gusta llamarlo, el barrio del fútbol.

Cuando era chico, los pibes del barrio jugaban fútbol en la calle, como en esas escenas que me contaba Cochi sobre su infancia.

Sobre lo del fútbol, me fui a presentar para jugar en Liniers, me quedé.

Me cuesta un poco hacer amigos. Pero a pesar de eso, tengo un grupo de amigos que están Carlos, él juega fútbol conmigo en All Boys y en el barrio, y Gina, mí gran y buen amor.

Gina, si no fuera porque me lleva dos años, hubiera apostado que nos habían hecho en el mismo molde.

"Fútbol" es sinónimo de pasarla bien, hacer enemigos y tomártelo en serio si es que querés seguir adelante.

- ¿Y vo'? ¿cómo estás? - Me preguntó Carlos

- Bien, ¿Por qué debería estar mal? - Le pregunté confundido

- Porque vivís en un ambiente de drogadictos, boludo. Me preocupa.

- Ta' bien, ya me acostumbré. - Respondí con una media sonrisa

Alguien debería decirme que contestar para dejarlos tranquilos. Porque se trata de eso, de hacerlos sentir que cumplieron, que se preocuparon a tiempo. No como yo, que ni me dí cuenta de que mí hermano los primeros días que se drogaba ni aparecía en casa.

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Mejor cuento cómo me va en el amor, si, otra vez voy a hablar de Gina...

La chica a la que le dedico goles, pajas y lo que no tengo, se llama Gina. Es mí vecina y amiga. Si, soy de esos.

Sus ojos... no sé cómo describirlo, pero, cuando te cuenta algo clavándote la mirada, es imposible dejar de prestarle atención. Es segura, directa y extrovertida.

- Dulce de leche para el caballero - Salimos a comer helado, ella siempre me invitaba a salir cuando me veía mal...

- Gracia'. Y frutilla. - Le dije, dulce de leche y frutilla se convirtieron en mis gustos de helado favoritos.

- Si, dulce de leche y frutilla, como siempre.

Gina puede lograr que yo haga lo que ella quiere, suena mal si, pero no es de mala manera.

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