—Ya lo sabías, ¿no?

—Estaba probándote, es malo estar escondiendo estas cosas con tu psicóloga. —Me rendí con ella, ya no tenía sentido siquiera tratar de hacer que se tomara algo en serio. —¿No planeabas decírmelo?

—Apenas lo asumí esta mañana cuando encontré mi oficina llena de rosas, créeme que hay un montón más en mi auto. —Sonreí levemente. —Hablamos con Noah.

—Algo me dice que hicieron más que hablar.

—¿Por qué no simplemente dices lo que sabes? —Me quejé.

—Quiero que confieses tus crímenes, o pecados, como los consideres.

—No he hecho nada malo, creo.

—¿Crees?

—Bien, sé que han pasado todo este año preocupadas por mi luego de dos grandes rupturas en mi vida, pero siento que las cosas serán diferentes. —Noté que la postura de Christine cambió. —Sé que el historial de Noah no la acompaña.

—No es eso. —Ella desvió la mirada. —Me preocupa que sigas viéndola como la veías antes, ella no es la misma persona que antes.

—Yo tampoco lo soy, pero entiendo lo que quieres decir. Christine, iré con cuidado.

—Lo sé. Solo quiero que sepas que puedes contarme cualquier cosa que suceda entre ustedes, siempre te apoyaré, incluso si quieres rayar el auto de Noah, podemos hacer un plan en donde en caso de que la policía nos encuentre, yo me entregaré y tú serás mi abogada. Fingiría demencia por ti, Madison.

—No tienes que fingirla. —Su ceño se frunció y yo tomé esta vez sus manos. —Muchas gracias, Christine. Te prometo que de aquí en adelante te contaré todo. —Christine sonrió y me arrepentí de inmediato de mi promesa.

—Ya lo prometiste, ahora cuéntame, ¿Usaste los trucos que te enseñé?, porque puedo enseñarte unos nuevos. Incluso puedo darte clases de nudos, nunca lo he practicado mucho, pero ser scout sirvió de algo.

—Yo... no me siento lista para tener esta conversación contigo.

—Mojigata, me pides consejos y luego me quitas la evaluación.

—Fue bueno.

—¿Pero lo hiciste?

—Si.

—Sabía que te había enseñado bien, soy una excelente maestra. Noah se veía muy feliz, si tuviera cola la hubiera movido, aunque siempre te puedo recomendar algunas si eso te gusta...

—Christine, no sigas hablando, por favor. Si quieres conservar esta amistad, no sigas. —Ella empezó a reír.

—No tengas tanto miedo al hablar de sexualidad, Maya siempre lo hace, creo que si ella pudiera nos hubiera contado la noche de concepción de Simone.

—Aún no entiendo por qué seguí juntándome con ustedes. —Solté un largo suspiro.

—Conseguí el dato de la sexshop que recomendó Maya, tiene su sede en Los Angeles, es muy exclusiva y hace envíos internacionales.

—¿No venden lo mismo en todas partes?

—Esta te hace sentir que estas comprando juguetes como los famosos, imagínate, puede que incluso estés comprando los mismos juguetes que alguna superestrella del pop como Ariana Grande, Madonna o incluso, una chica tan pura como tú, Betty Ramírez.

—No tiene justificación valida.

—Entonces, ¿quieres ir a una sexshop?, creo que puedo tomar tu camino y arreglar las cosas con Julie a tu manera. Devuélveme la mano, pero no literal, soy una mujer comprometida.

Caminos a Ti.Where stories live. Discover now