—Bueno, chicos ya me voy porque si no me van a regañar de nuevo.

—Que te vaya bien ardillita —mencionó Damon que miró a Justin.

—¡Hey! Ese es mi apodo para ella, así que lo vas borrando de tu vocabulario y te buscas otro —reclamó.

April se fue riendo de cómo se comportaba su amigo y al ver su reloj de muñeca que marcaba casi las ocho se apresuró. Corrió lo más rápido posible, pero sabía que llegaría tarde.

Pudo respirar tranquila cuando vio que solo le faltaba cruzar la calle, sin embargo, sus planes de llegar sin ser vista se arruinaron al escuchar esa voz.

—Señorita April Maldufes, ¿no dijo que esta situación no se volvería a repetir? ¿Sabe qué? No quiero oír sus excusas, vaya a emergencias ahora y ni siquiera intente quejarse —el hombre se sorprendió cuando sin refutar April se retiró en silencio.

Ella corrió con todas sus fuerzas en la dirección del ala a la que tenía que ir.

«Otro choque de adrenalina.» Pensó.  «¿Me encontraré a Ciro en el camino?»

—¡April! —cuando la chica volteó se dio cuenta de que el dueño de esa voz era su compañero de ayer.

—Te juro que llegué atrasada, sin querer —dijo, apenas lo miró a los ojos.

Ambos se saludaron y caminaron con cautela hacia la entrada de emergencias.

—Llegaste más tarde que ayer —dijo viendo algunos papeles.

«Ciro tenía razón, me he retrasado más.» Pensó. «¿Por qué no habrá sonado la alarma? Eran casi las 10 de la mañana.»

—¿Ha habido mucho trabajo hoy?

—Si, la verdad ha sido un día difícil, un bebé que no sabemos qué es lo que podría tener, le pusimos suero y lo tenemos en observación, pero…

—Soy pediatra, lo puedo revisar —Quizá había gritado de más, pero le daba mucha felicidad que al fin pudiera ser de ayuda.

—... Me harías un gran favor, no me entusiasma ver sufrir a los niños es que, ¿a quién le gusta? Para que algo así te resulte satisfactorio.

—A mi mamá, a ella le gustaba verme sufrir, me hizo cosas terribles en mi infancia, al menos hasta donde recuerdo nunca tuvimos lindos momentos.

—Lo lamento, yo no quería hacer que recordaras esas cosas —susurró con tristeza.

—Descuida, ahora dime ¿Cuáles han sido los otros síntomas del niño? —preguntó.

—La madre dijo que no ha parado de vomitar.

—¿Cuántos años tiene el infante?

—1 y medio ¿por qué la pregunta?

La muchacha no dijo nada y eso preocupó al chico. Así que apresuraron el paso y llegaron a emergencias.

—Harry al bebé que recién llegó, ¿dónde lo tienen?

—Oh, hola chica de la nieve.

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