A solo caps de que comience lo bueno...
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Se estaciona frente a un restaurante y nos bajamos, él toma mi mano y la sensación de que me vigilan vuelve, me acerco a él y entramos.
-¿Estás bien? –asiento.
-Solo no veo muy conveniente salir con mi jefe.
-Ahora no soy tú jefe. –niego riendo y entramos al restaurante. –Tengo una reservación. –le dice a una mesera.
-Sí, claro, acompáñenme por favor. –la seguimos y nos guía a una mesa. Nos sentamos y traen una botella de vino. La camarera se va dejándonos a solas.
-Es lindo aquí. –sonríe.
-Lo encontré por casualidad. –lo miro con ironía. - ¿Qué?
-Tim, te conozco, todos lo hacemos. –él se ríe.
-Podría dejar esa vida.
-¿Por qué lo harías? –tomo un sorbo de vino y sonríe.
-Por ti. –toma un sorbo y niego. - ¿No me crees?
-No.
-Ni siquiera me conoces bien.
-Te he visto ebrio. –suspira. –Y dicen que cuando uno quiere conocer a alguien de verdad solo tienes que embriagarlo.
-Sabes que se propasó. –me encojo de hombros. –Daria…
-Hace una semana te agarraste a pelear ¿no? –me termino el vino.
-Había un idiota.
-Siempre los hay.
-Créeme Daria, si me conoces bien… dame una oportunidad y mejoraré en todo. Lo juro.
-¿Qué pasa si no acepto?
-Nada, seguiré insistiendo. –niego. –Enserio, Daria…
-Antes de responder…-asiente. - ¿Por qué yo? ¿Por qué no Keila? –niega.
-Ella es sexy, sí. –asiento. Lo había visto mirarla varias veces y según Clara él le pediría una cita, pero no sé porque no lo hizo. –Pero tú lo eres más y tienes algo…-suspira sonriendo. –No sé, solo me atraes. –sonrío. –Vamos, dame una oportunidad. –lo miro. –Además también quiero que seas mi secretaria.
-Espera ¿qué pasa con Clara?
-Renunció, dijo que se mudaría.
-¿Por qué?
-No lo sé, no me explicó. –me muerdo el labio. - ¿Qué dices?
Esa noticia me había tomado por sorpresa, a Clara le encantaba trabajar ahí.
-¿Una cosa no tiene nada que ver con la otra? –niega. - ¿Lo prometes?
-Lo prometo. –antes de que responda un hombre parecido al que apareció en mi habitación pasa, lo miro, pero no es. - ¿Daria, estás bien? –asiento.
-¿En qué estábamos? –sonríe.
-Ibas a aceptar ser mi novia.
-Ah cierto…
-¿Entonces es un sí? –asiento y sonríe ampliamente.
-Pero solo si te prometes que cambiar.
-Lo haré, cambiaré. –sonrío y agarra mi mano.
Al regresar a mi casa él se estaciona frente a mi casa.
-Nos vemos mañana…
-Sí, mañana a las 7am. –asiento. –Pero antes de que te vayas quería hacer algo.
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Dioses Griegos. La llave de Pandora
FantasyMi nombre es Daria Mitchell, soy escritora de columnas en el periódico Times York, es aburrido, pero me gusta o eso creo, al menos me da lo suficiente para que mi madre esté feliz, quería algo diferente, pero ella sufre de crisis nerviosa, no podía...