Capítulo 15 - Castigo

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Llegamos a la misma propiedad en la que se llevó a cabo la última reunión. En esta ocasión no nos reciben con grandes agasajos. Apenas y sale una señorita que nos guía dentro. Después de todo solo somos diez parejas.

Descubro que en el salón principal ya se encuentran seis personas. No conozco a ninguno por nombre, solo he visto a dos parejas, pero no tuvimos ninguna interacción. La otra debe ser nueva.

No me interesa inspeccionar a los caballeros, mi blanco es otro que todavía no localizo.

Mabel llega un par de minutos después.

Supongo que su esposo todavía se encuentra fuera.

Me saluda primero a mí por estar más próxima y luego le planta un beso en la boca a Benjamín. ¡Menuda atrevida!

Debo reconocer que luce guapa. El jumpsuit color vino que lleva puesto le sienta bien. Viene demasiado cubierta para la ocasión.

Mabel continúa con sus saludos como si nada. Una vez que termina, se dirige a todos:

—Gracias por venir. Como pueden ver las habitaciones para los privados están siendo mejoradas, les pondremos camas más grandes. También agregamos otra jaula chica, y pensamos incluir un pasillo francés. —Se tapa la boca después de eso. Al parecer le divierte explicar sus próximas inclusiones.

A mí me sigue pareciendo todo muy surrealista. En el mundo swinger no hay censura alguna. Cuesta trabajo acostumbrarse.

De pronto, escucho que alguien viene. Giro enseguida. ¡Sí, es Sergio!

Quisiera poder explicarme a mí misma por qué de pronto dejó de ser tan desagradable a la vista. En realidad, no es tan feo como antes me pareció, aunque sus suéteres jamás me gustarán. Con lo que todavía no puedo es con su sonrisa cínica y su actitud confianzuda. Analizándolo mejor, creo que proyecta seguridad en sí mismo y tal vez tiene un poco, un poquitito, de sentido del humor.

Cuando llega el turno de saludarme, besa mi mejilla de manera normal, pero su mano se cuela en mi cintura y la aprieta.

Esa pequeña acción causa que me dé un escalofrío.

—Esperemos a las cinco parejas faltantes —nos pide—. Mientras, pueden beber lo que gusten. —Señala hacia la barra en la que solo está el bartender.

No hay meseros por ningún lado.

En varias mesitas de cristal pusieron bastos aperitivos de dulce y picante.

—Tráeme una margarita —le pido a Benjamín.

Él accede enseguida.

Yo me dispongo a observar a mi alrededor.

Hay varios sillones para dos personas color beige acomodados y estos forman un cuadrado. En total son diez.

Las cinco parejas restantes llegan en un lapso de media hora. Entre ellas se encuentran Julia y Axel.

Por fin estamos completos.

Durante la espera miro directo a Sergio. Benjamín tiene que sospechar que mi intercambio será él y que lo elegí desde antes.

Cada pareja ocupa uno de los sillones por indicación de los anfitriones.

Sergio le ordena al asistente de voz que ponga una playlist que ya dejó preparada.

Inicia música suave que desde el principio crea un ambiente sensual.

Él y Mabel se colocan en medio, a un lado de una mesita de cristal.

—Les agradecemos su asistencia —dice Sergio—. Esta noche mi bella esposa y yo preparamos un juego de mesa.

—¿Juego de mesa? —pregunta curiosa una mujer de la cual desconozco el nombre.

Detrás de las Puertas ©Onde histórias criam vida. Descubra agora