Estaba cansado, muy cansado, las esperanzas de sobrevivir estaban disminuyendo muy rápido, jamás creyó que vencer a Muzan podría costarle todo. Incluso con Pilares a su lado, esto parecía imposible, solo el había eliminado dos de sus órganos, quedaban más aún, y no había señal de algún rayo de ayuda.

-¿He llegado tarde?

Aquella voz femenina logro ganar las miradas de todos.

Tamayo se encontrará allí, junto a su fiel acompañante Yushiro y el pequeño gato Chachamaru. Este último traía medicinas para ellos, pero, esas inyecciones de un color verdoso llamaron la atención de Kokushibo, quien pudo identificarlas al instante, eran las que el usaba para el asunto del sol. Muzan, leyendo los pensamientos de su traidor, inmediatamente se puso en campaña para destruir las dichosas medicinas, fracasando.

Chachamaru dio un salto y corrió rápidamente a los cazadores, Tamayo salto sobre la espalda de Muzan y clavo su mano en la garganta de este, y de un tirón, lo arrancó todo, dejando salir una cascada de sangre de la herida. Yushiro estaba en los escombros, sacando los cuerpos de Inosuke y Zenitsu, quienes ya desgraciadamente habían fallecido por las heridas y presión que los desechos hicieron sobre ambos, pero, para alivio del demonio, Tanjiro vivía, a duras penas, pero lo hacía.

Kanao había llegado junto a Aoi, quien cargaba cajas gigantes con utensilios médicos, y detrás de ellas, venía aproximadamente una docena de Kakushis para ayudar. Tamayo les había advertido de todo, y ellos llegaron a la ayuda con todo lo que tenían.

-Ustedes dos.- Señaló a Kanao y Aoi.- Cuiden de Tanjiro. Es el único vivo que he sacado de los escombros.

Sin rechistar, las chicas se enfocaron en el muchacho, bajo lágrimas. Los Kakushis cubrieron los cuerpos de los de as con sábanas blancas, y oraron por ellos.

Yushiro tenía otra misión. Y era irse para apoyar a Akaza, sabía su ubicación, Nakime era tonta para esconderse, y más aún, esconder la energía de su contrincante.
Mirando por última vez a su amada mujer, y se marchó a la localización, solo.

...

La mujer impacto contra un muro de cemento, la sangre salía de su boca y heridas causadas por Akaza, quien se reía y desaparecía cada dos segundos. Ella mordió su labio, era un caso perdido, había subestimado por mucho tiempo a ese bastardo cabeza de chicle, ¿Cómo se atrevio a secuestrar a esa humana? No había sido pedido de Muzan, fue algo que nació de ella con el objetivo de castigarlo o hacerlo sentir mal, pero cometió un error gigantesco. Y fue dejarse llevar por sus emociones; siempre se jactó de trabajar bajo órdenes y no involucrar emociones como el enojo o celos, ya que siempre salía mal parada de ello, en su vida humana fue así, odiando a su familia, los asesino bajo la emoción de la ira, y ahora, secuestro a una chica bajo el mismo sentimiento, queriendo herir a otro, obteniendo resultados desastrosos.

-¡Ríndete, Nakime! -El grito de Akaza la sacó de sus pensamientos.

Tenía que hacerlo, ni había de otra, ya estaba entre la espada y la pared, podría intentar escapar, habían agujeros por todos lados, dándole el camino libre. Ahora, ¿Llegaría? Tenía la habilidad de correr muy rápido, incluso más que el, buscar una casa, y la forma de perderlo en el camino, esconder su olor...era un trabajo casi imposible. Maldijo por...ver a saber cuántas ya, soltaba y pensaba millones de ellas.
Alzó la mirada y miro a su contrincante, se veía muy diferente, sus tatuajes, brillaban, y sus ojos igual, específicamente su esclerótica azulada. Bajo sus pies, el suelo parecía irse congelando, y sus colmillos estaban más largos, si, sabía que le pasaba.

Hace mucho, Muzan les había advertido que, si se dejaban llevar por la lucha, un cambio radical y peligroso podrá suceder, el caso es que Akaza no había perdido completamente su cordura, aún mostraba señales de estar consciente, pero cuando el la miraba, aquello desaparecía, y un salvajismo informable llegaban sus ojos dorados.

-¿No piensas moverte?

De repente, Akaza la hizo volar al otro extremo del salón con una patada en la cabeza. Nakime sintió y oyó cómo sus huesos se partían. Dolía, eso estaba claro, y muchísimo.
Quedando bajo los restos del sitio, observo su final, pero, algo, o más bien, alguien llegó al lugar, se pregunto cómo, según ella, estaba segura de que nadie podría encontrarlos.

-¡No te dejes llevar por el deseo de venganza, Akaza!

Yushiro llegó con una caja blanca en manos. Ante los ojos del muchacho, La Luna Superior Tres se veía más alto, y de veía alegre, supo inmediatamente que estaba bajo los efectos de esa transformación.

-¿Yushiro?- Se giró a verlo, y camino lentamente a el, congelando el suelo aún más. -Nakime es el tercer ojo de Muzan, si la matamos, el no sabrá por dónde lo atacaremos.

-Lo se, pero te estás excediendo, no olvides que Fukiko está abajo, si sigues destruyendo el lugar, escombros caerán sobre ella.

Y ahí, es donde Akaza reaccionó y recordó a la muchacha. Era verdad, ese detalle gigantesco se había ido cuando había atacado a Nakime.

-Ante órdenes de Lady Tamayo, te traje medicinas para controlar la ira. Te veas como ahora, pero tendrás un mayor control de tus emociones y poder. -Sin rechistar, Akaza se dejó inyectar las dichosas inyecciones.

Nakime, aprovechando aquello, salió de los escombros con un salto. Se veía fatal. Su kimono estaba destrozado, tenía heridas abiertas que no parecían curarse, como cortes profundos y huesos expuestos, y su cabello, despeinado y cortado de largos diferentes. Ante la vista de Akaza, parecía un payaso.
No obstante y para sorpresa de los dos demonios, ella salió huyendo. Yushiro lo tomo fuertemente del brazo, impidiendo que el vaya tras ella.

-No llegará lejos, dejala. Su olor dejara rastro. No es que ella tenga muchas ganas de vivir ahora mismo...-Aquello último lo susurro, pero su compañero lo oyó, y solo bufó.

El final estaba muy cerca, si Nakime caía, Muzan quedaría vulnerable y expuesto. Todo dependía de Akaza y Yushiro ahora.

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⏰ Last updated: Mar 11 ⏰

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ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Where stories live. Discover now